Hoy les quiero contar mi experiencia y a través de ella mostrarles que el camino de la terapia floral es uno válido, que ataca la causa de los malestares o problemas y te ayuda a ir modificando conductas, superando dolores (físicos o mentales) y se vuelven unas increíbles compañeras de viaje en esta vida, que a veces está tan revuelta.
Tengo dos maravillosos hijos. Ellos tienen un año 10 meses de diferencia y el nacimiento del chico, hizo que mi hija comenzará a sentir unos celos tremendos. Al principio no eran tan graves, pero a medida que su hermanito fue creciendo y haciendo cada vez más gracias, su rabia y celos comenzaron a crecer junto con ella. Y junto con esto, también mi poca tolerancia hacia su comportamiento.
Se empezó a desatar una tormenta. Ella hacía escándalos y yo le seguía el ritmo. Los gritos eran desbordados y ni hablar de los llantos (de ambas partes). Muchas veces me sentí superada por mi propia hija. Muchas veces pensé que esto no se iba a solucionar hasta que fueran más grandes y ella pudiera entender la raíz del asunto: que no porqué nació su hermano, la dejamos de amar a ella.
Comenzó a dormir mal. Se despertaba gritando y llorando en medio de la noche. No aceptaba cariños ni abrazos de parte mía. Parecía en un trance y comencé a asustarme de verdad. Le comenté al pediatra, porque además de esos episodios, estaba crujiendo los dientes al dormir. Él me dijo que era tensional, pero que si la llevaba al neurólogo, lo más probable era que le dieran algún remedio para que durmiera.
Yo no quería eso. Ya me basta y me sobra con darles antibióticos mes por medio porque se enferman y tener más encima que darle algo para dormir. Y es ahí donde mi pediatra, que voy a estar eternamente agradecida con él, me derivó a la terapia floral.
Muchas veces somos tan escépticos a creer en terapias alternativas. Muchas veces cerramos la puerta antes de ni siquiera mirar que hay al otro lado. Fuimos a la terapeuta y nos dimos cuenta que muchos de los problemas que teníamos con ella era producto de nosotros, sobre todo mío.
Las flores se preparan de acuerdo a los síntomas que describes. Mi hija nunca ha ido donde la terapeuta (que es lo máximo) y ha sido a través mío que hemos trabajado todo lo que les conté arriba. Es a partir de lo que yo le cuento, que va trabajando fórmulas para atacar sus problemas.
Derribemos algunos mitos en torno a la terapia floral. Lo primero es decir que no son milagrosas. Como van a la raíz del problema, su proceso es más lento. Pero al cabo de un par de días, ya comienzas a notar cambios positivos. Otro mito es pensar que cualquier flor sirve para cualquier persona. Error. Cada flor tiene una particularidad específica y cada una es para un problema.
Las flores ayudaron a que mi hija hoy esté tranquila. Siento que hoy ella tiene herramientas para poder controlar sus actos. Finalmente, las pataletas y los celos es rabia que ellos no pueden controlar. Que se les desborda y se les escapa de las manos.
Además, las flores me ayudaron a mí. A controlarme en momento en que piensas que los gritos y llantos te están superando. Cuándo quieres correr e irte de la casa porque no aguantas más. Me ayudaron a entender que es una niña y que lo que le está pasando es normal.
Mi invitación hoy es a no cerrar esa posibilidad de recurrir a una terapia floral. Todos somos energía y las flores también. No crean que es una “moda”, se los digo de corazón, las flores tienen un efecto positivo pero tienen que ser constantes.
Les dejo un libro de Amanda Céspedes y su hermana Ester, que utilizan la terapia floral para el tratamiento de sus pacientes. Una es Psiquiatra Infantil y la otra Terapeuta y se llama “Terapia Floral para niños de hoy” donde cuentan experiencias, casos y el efecto de las flores.
Con lo que les escribo no quiero ni pretendo cambiarles su opinión sobre el tema. Porque para utilizar flores, debes creer en ellas y en su potencial. Se los cuento para darles un argumento y tomar, si es necesario, la terapia floral como un camino de sanación.