No podemos dejar de llorar después de leer esta triste historia que ocurrió hace unas semanas en Estados Unidos. Eric Schmitt-Matzen, de 60 años, todas las Navidades se viste de Viejito Pascuero y visita a los niños enfermos de diversos hospitales de Tenneesse.
La triste historia
Eric se preocupa de cultivar su estilo Pascuero y relató a USA Today que hace unas semanas, cuando volvió de su trabajo de civil (es Ingeniero Mecánico) recibió el llamado de una enfermera soltándole que fuera inmediatamente porque un niño con una enfermedad terminal estaba a punto de fallecer y pedía que su regalo de navidad se lo entregara Santa.
Se fue lo más rápido que pudo (ni tiempo tuvo de cambiarse) y al llegar encontró a, la desconsolada familia del pequeño que esperaba afuera de la habitación, en la UCI.
Eric, por su parte, recibió el regalo que escondía la madre para el niño, y les pidió a todos que no entraran. “Si los veo llorar me derrumbaré y no podré hacer mi trabajo”.
El hombre relató al medio estadounidense lo que ocurrió después: “Cuando entré, él estaba ahí, tan débil que parecía que se iba a quedar dormido. Me senté en su cama y le pregunté: ‘¿cómo es eso de que te vas a perder la Navidad? ¡No puede ser! ¡Eres mi ayudante número 1!’”. “Él me miró y me dijo: ‘¿lo soy?’. Yo le dije, ‘¡claro!’. Le di su regalo.
Estaba tan débil que apenas podía romper el envoltorio. Cuando vio lo que había adentro, se iluminó con una gran sonrisa y apoyó su cabeza hacia un lado”. “‘Dicen que me voy a morir’, me dijo. ‘¿Cómo voy a saber que llegué adonde se supone que voy?’. Le dije, ‘¿me puedes hacer un favor? (…) Cuando llegues ahí, diles que tú eres el ayudante número 1 de Santa, y te van a dejar entrar’”. “Él dijo, ‘¿lo harán?’. Y le dije que ‘¡claro!’. Él trató de sentarse y me dio un fuerte abrazo y me hizo una última pregunta: ‘Santa, ¿me podrías ayudar?’. Lo envolví con mis brazos y antes de poder contestarle, murió”.
Qué triste puede ser la vida a veces. Eric quedó muy apenado tras el hecho, hasta el punto que lo llevó a replantearse si podía seguir con la labor de Viejito Pascuero. Pero hace unos días volvió a las pistas: “Cuando veo a esos niños reírse es cuando me recupero. Me hace darme cuenta del papel que debo interpretar”, aseguró.
La magia de creer para los niños es tan grande que les entrega un gran consuelo. Dejemos que crean, dejemos que tengan magia. No hay nada de malo en ello.
Puedes leer también Viejito Pascuero ¿Qué hacer cuándo los niños preguntan si realmente existe?
Fuente foto y nota acá