Hoy voy a ser aguafiestas. ¡Si! Porque vengo a desmentir todo lo que muchos piensan del trabajo desde casa.
Hace cerca de 2 años comencé un desafío profesional junto a mi gran socia. Fue un momento importante en mi vida, durante 8 años me había dedicado exclusivamente a mis hijos, mi casa y mi familia. Con mis tres primeros hijos la mamá siempre estaba ahí para todo, ¡TODO! Y ustedes, que son madres, saben lo que eso significa. Pero llegó un momento en que me transformé en Gárgamel, andaba amargada, bajoneada y triste, todo me enojaba. ¡Claro! No tenía mi espacio personal. Fue ahí cuando me planteé la idea de desarrollarme laboralmente.
La misión no era fácil, como les conté en mi primera columna , estudié varias carreras en la vida, pero ninguna me llevó a tener entre mis manos el ansiado cartón. Las opciones se reducían… Si sumamos tres hijos y uno en camino la cuesta se ponía muy cuesta arriba (para que salir de casa resultara rentable implicaba un sueldo bastante alto que lograra pagar TODO lo que una mujer hace por sus hijos y su casa).
Fue en ese momento en el que junto a la Ale comenzamos un proyecto desde cero y tomamos la decisión de que queríamos trabajar desde casa. Cuando uno piensa en este tipo de trabajos cree que todo es perfecto: estás en la paz de tu casa, tus hijos están donde tus ojos los ves, puedes seguir cumpliendo todos tus roles y además te desarrollas en estos nuevos proyectos ¡Perfecto! Pero en la práctica es bastante agotador.
En primer lugar que trabajes desde casa para todos es lo mismo que estés en casa, así que puedes hacer todo lo que hacías antes : cuidar niños, estar atenta de todas las cosas de la casa, ir al supermercado, al doctor, al banco, hacer favores… Todo tu entorno cree que estás “jugando a trabajar”: el marido, la mamá, los niños y la nana siguen recurriendo a uno siempre que lo necesitan y de forma urgente. Y por mientras el computador y el smartphone explota en mails.
En temas prácticos debes ser muy ordenada y bastante intransigente. Los horarios son escasos ¡Y hay que sacarles el jugo! Levantarse al alba es una necesidad, si no la mañana no cunde, como madre que trabaja desde casa debes ir a buscar niños a las 12, a las 2, a las 4, a las 6… Al principio cuesta, pero se logra.
Complejo también es hacer entender a los niños y la nana que no porque estemos en casa pueden recurrir a nosotras para todo. En mi caso no me puedo encerrar en un escritorio y no atender a nadie, así que hay que hacer el trabajo de explicarles que cuando la mamá está en el computador es lo mismo que cuando el papá está en la oficina. La transición es lenta, pero se logra… y aunque no lo crean, es más fácil que lo entiendan los niños que la nana…
Otro problema es intentar desconectarse. Mi lugar de trabajo es mi casa, así que no es tan simple como cerrar la puerta de la oficina y olvidarse… En esto también hay que ser súper matea y es algo que se va logrando con el tiempo. En mi caso y por regla el computador se cierra el viernes a las 18 y vuelve a prenderse el lunes a las 8 aunque se acabe el mundo… El problema es el teléfono, también debemos aprender a controlar su uso para pega: los mails se contestan hasta cierta hora y después de tal otra sencillamente se apaga.
¡Uy! Parece que suena agotador y poco realizable… Pero no es así. Honestamente, es una maravilla: tengo mis metas y objetivos personales y para llegar a ellos puedo compartir el tiempo con mis hijos. Los sigo yendo a buscar, almorzando con los más pequeños y saliendo de vez en cuando con cada uno de ellos… ¡Estoy realizada! Hago lo que me gusta, en el lugar que más me acomoda y me he dado cuenta de que soy capaz de tanto, de organizarme perfectamente para cumplir en todo y más…. Así que si tienes la intención ¡Anda y hazlo! No hay nada mejor que ver crecer un proyecto al que has dedicado tanto cariño, tiempo y dedicación.