Según la revista Buena Salud el Tai Chi puede ser una herramienta alternativa para tratar la infertilidad.
El Tai Chi es un principio de unión entre el ser humano y la naturaleza. Es el equilibrio de dos fuerzas complementarias (ying y yang) que si interactúan armónicamente pueden sustentar la vida. Esto ha hecho que cada día se esté usando más como un modo no invasivo para cultivar la fertilidad.
El chi es la energía primordial que está presente en el universo y es la puerta de entrada a una relación armónica con nosotros mismos y lo que nos rodea. Este ejercicio propone un entrenamiento del cuerpo, la mente y el espíritu a través de movimientos suaves, lentos y circulares que generan serenidad permitiendo una mejor comprensión de nuestro cuerpo y espacio.
La idea es mantener el equilibrio energético del ser humano pues si este se “quiebra” aparecen enfermedades. El Tai Chi trabaja sobre los puntos de energía e intenta desbloquear los meridianos del cuerpo a través del movimiento y la meditación.
Cuando hay infertilidad lo que se busca es restablecer la circulación del flujo vital. Para esto es importante mantener esta circulación de la energía entre los centros a través de meditación y automasaje que desbloquean los puntos relacionados con la fertilidad.
Los entrenamientos de este tipo fortalecen la zona de la raíz de la vida que se ubica en el bajo vientre. Una de las prácticas esenciales para la fertilidad es la respiración prenatal o respiración interior del tau chi. Esto logra que el bajo vientre vuelva a su estado natural.
Al ser algo no invasivo no se pierde nada con intentarlo, a fin de cuentas por una u otra parte será beneficioso para nuestra salud.