Dura vuelta a la realidad. Después de las vacaciones los niños vuelven a clases para dar comienzo al segundo semestre escolar. Sabemos que es fundamental conversar siempre con nuestros hijos para que tengan confianza y nos cuenten sus cosas, pero también debemos darnos el espacio para conversar respecto de los logros y las dificultades del primer semestre, con el fin de tomar conciencia y focalizar las acciones a realizar al comienzo de esta nueva etapa que están comenzando.
Así lo explica María Paulina Schwarze, profesora de Estado en Castellano y subdirectora Editorial Caligrafix, quien agrega que en el caso de existir un mal rendimiento, es importante que los niños tengan conciencia de esa situación. “Se sugiere tener una conversación tranquila y sin la presión de la prueba que viene o del trabajo escolar, analizando juntos los factores que pueden estar incidiendo en el rendimiento. El ideal es poder reunirse previamente con el profesor a cargo y recabar la información que contribuya a dicho análisis. En el diálogo con el hijo debemos contemplar dos actitudes básicas: claridad frente al problema y firmeza frente a la exigencia”.
Todo esto con el fin de conducir a acuerdos que guíen al niño en el camino que debe recorrer para superar las dificultades con que se encontró durante el primer semestre y que éstas no se repitan en el segundo.
La profesional explica que las dificultades académicas pueden producirse por diferentes causas: mala base en los aprendizajes previos, que dificultan la incorporación de los nuevos; inconvenientes al momento de comprender la materia, ya sea por problemas de concentración, por falta de motivación, debilidad en el desarrollo de algunas habilidades necesarias; o simplemente falta de estudio.
“En este último caso, la solución está mucho más al alcance de la mano. Incluso hay casos en que los aprendizajes están logrados y el problema se presenta durante las evaluaciones, por temas de responsabilidad, cuando por ejemplo, no estudian a tiempo para la prueba o no cumplen con el trabajo en la fecha o en las condiciones requeridas. Antes de tomar medidas frente a un problema de rendimiento resulta fundamental establecer sus causas y proponer un plan acorde”, explica Schwarze.
Cómo enfrentar el mal rendimiento
Paulina señala que en el caso de que la falla en el rendimiento escolar tenga que ver con los aprendizajes previos, una buena idea es recurrir a un profesor particular que pueda reforzar lo necesario en un breve período de tiempo, pero si nos enfrentamos a malos hábitos de estudio, problemas de concentración y desarrollo de habilidades bajo el nivel necesario, se sugiere el apoyo de un sicopedagogo.
“En cuanto a la motivación, como padres podemos inclinar la balanza demostrando interés en los contenidos de la asignatura en cuestión y, cuando sea pertinente, vinculándola a la vida cotidiana. Por ejemplo: visitando museos para contenidos de historia y ciencias, relacionando la matemática con salidas al supermercado, el inglés con canciones o películas en ese idioma, el lenguaje con los medios de comunicación, entre otros”.
Atención al cansancio que comienza durante el segundo semestre
Es común que los niños comiencen a sentirse agotados a estas alturas del año, por lo que importante tomar ciertas medidas que lo ayuden a sobrellevar este cansancio.
María Paulina Schwarze indica que lo primero es conservar una buena rutina de sueño, que permita que los niños y adolescentes duerman las horas necesarias durante la noche (8 horas y 6 a 7, respectivamente). “No se trata de que hagan una siesta cuando se acuesten tarde. El ideal es evitar que trasnochen en la víspera de los días que van clases, con el fin de que puedan lograr buenos niveles de concentración”, añade.
También es primordial que sientan que tienen períodos de esparcimiento y recreación en medio de la actividad escolar y académica, por lo tanto se recomienda alternar ambos tipos de actividades, tanto durante la tarde como en el fin de semana, aprovechando muy bien cada instancia. “Los padres tienen un rol preponderante en la motivación de sus hijos, pues pueden contribuir con una actitud entusiasta a que ellos conserven la energía para manejar el cansancio que empieza a notarse a lo largo del segundo semestre”, puntualiza la académica.
Así que a partir con mucha energía este segundo semestre y a apoyar y acompañar a nuestros hijos en sus aprendizajes.