Cuando entramos en esas discusiones que sabemos que no nos van a llevar a nada, que comienzan a convertirse en situaciones incómodas, las miradas empiezan a centrarse en nosotros y finalmente, lo único que parece, es que la situación comienza a empeorar de a poco y no importa si esta conversación es con alguien que conocemos hace mucho o que la conocimos recién. Simplemente, las palabras comienzan a salir a la fuerza y parece que es un elástico a punto de romperse.
Pero, existirían ciertos consejos que podemos aplicar en estas situaciones, los cuales explica Robert Cialdini, autor de Psychology of Persuasion, y que el suplemento Tendencias de La Tercera compartió este fin de semana y encontramos que era bueno compartirlo con ustedes.
Él postula que hay que aprender a dar y recibir cumplidos, en primer lugar. Para él es simple: un elogio objetivo, aunque la persona que tengamos al frente no sea conocida, puede funcionar como una forma de romper el hielo y predisponer al interlocutor de una manera positiva.
Otra forma de hacerlo, es solicitar algún tipo de consejo, sobre alguna materia que la otra parte domine. Éste puede ser personal o profesional. La gente al recibir algún tipo de elogio, tiende a sentirse mejor y por ende, la conversación la verá de mejor manera.
También es importante escuchar al otro y contribuir en la conversación. No hay nada más fome que estar frente a alguien, que sólo nos responda con monosílabos y no nos aporte nada. Escuchar activamente es fundamental y entender lo que la otra persona nos quiere decir, también. Y también podemos preguntar, lo que claramente demostrará nuestro interés por la otra persona, aún si no nos interesa la conversación.
¿Ven? Podemos evitar situaciones tensas con simples herramientas que podemos aplicar en todos los ámbitos de nuestra vida.