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¡Queremos más asados! La receta de la felicidad @memecarranca

asado

A mi hijo (7 años) le encanta hacer asados… Se prepara todo el fin de semana para prender la parrilla: busca un buen pedazo de carne en el refrigerador, saca salchichas, longaniza, costillar, le avisa al papá que falta carbón y que tienen que ir a comprarlo ¡Está cien por ciento metido en el rito del asado!

Es que para los hombres el asado es mucho más que una comida ¡Es una forma de ser felices! El otro día escuché una entrevista a un conocido actor, él comentaba que había encontrado la fórmula de la felicidad : “un asado” ¡Sí, un asado! El hombre seguía defendiendo su idea diciendo que para él el momento perfecto era prender la parrilla, abrir una cerveza y dejar que sus hijos jueguen libremente con los hijos de sus amigos invitados a este rito de felicidad.

A lo que invito a reflexionar hoy es si ese hombre es feliz con ese asado porque la felicidad llegó a tocar el timbre de su casa, abrió una cerveza junto a los invitados y se fue terminada la tarde. O ese hombre es feliz ese día con ese asado porque tomó la actitud de ser feliz durante esas horas. Tomó la actitud de hablar lo que quiere hablar, estar con quien quiere estar, reir cuando quiere reir, comer cuando quiere comer.

Estoy segura de que la felicidad es una actitud frente a la vida, una forma de vivir. No es un destino, es una forma de llegar, un camino. Y ese día, con ese asado, todos los invitados deciden pasarlo bien, o en otras palabras, ser felices.

Claro que un asado con amigos es la excusa perfecta para ser feliz, pero porqué no lo puede ser también un paseo por la plaza, un viaje en auto o una ida al supermercado. La felicidad está en las cosas simples de la vida, en proponerse la felicidad como un objetivo del hoy, del aquí y del ahora.

¡Qué distinto sería el mundo si nosotros todos los días decidiéramos ser felices!

asado

Larga reflexión para entender porqué mi hijo es fan de los asados. Para él es el momento exacto para vernos a todos relajados y compartiendo. No es que tenga dotes de chef profesional ni que quiera tener un restaurant cuando grande. No es que le encante morirse de calor al lado de una parrilla hirviendo. Ni que le guste pasearse con una tabla con carne ofreciéndole a la concurrencia… Es mucho más simple. Él, al igual que miles de hombres todos los fines de semana, disfruta con este momento de felicidad, de despreocupación y relajo porque es la razón perfecta para que todos juntos seamos felices.

Llenemos nuestra vida de más asados, pero de asados personales e íntimos. Asados en lo más profundo de nuestro corazón. Asados que día a día nos llenen de alegría y de felicidad. A fin de cuenta, así como mi hijo aprendió el tiempo de cocción exacto de un lomo vetado por qué no puede aprender que la felicidad es una forma de vida y que si la llevas dentro puedes hacer aún más feliz a quien te rodea.

 

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