¿Alguna vez tus hijos se han quejado de dolor en las piernas o las rodillas? ¿Despiertan a mitad de la noche con un fuerte dolor en sus piernas? Puede ser que tu hijo esté dentro del 20% de niños que sufren de dolores del crecimiento.
¿Qué son los dolores de crecimiento?
El crecimiento en sí mismo no es un fenómeno doloroso, sin embargo, en ocasiones algunos niños durante el crecimiento presentan molestias en las extremidades de carácter benigno que conocemos con el nombre de “dolores de crecimiento”.
¿Cómo se presentan?
Se dan en cualquier parte de las extremidades inferiores, más frecuentemente en la cara anterior de las piernas y se caracterizan porque el niño no puede localizar bien el dolor. Cuando son muy localizados, especialmente en la parte anterior de la rodilla o en el talón, se trata de inflamaciones de las zonas de crecimiento de los huesos.
Suelen aparecer por la tarde o por la noche. A veces, se dan cuando el niño está dormido, pudiendo llegar a despertarle en forma de calambres si son muy fuertes. En ocasiones, se manifiestan durante una actividad física o al término de la misma.
Tienen un curso muy variable: algunos experimentan molestias de forma cíclica durante toda la etapa de crecimiento mientras que otros no presentan nunca dolor.
¿Por qué se producen?
No sabemos con exactitud por qué ocurren realmente estos dolores, pero los médicos explican muchas veces que se deben a pequeñas lesiones musculares que pasan desapercibidas mientras el niño está activo y se manifiestan por la noche cuando el niño tiene sus músculos relajados y cualquier pequeño movimiento despierta el dolor.
¿Cómo se diagnostican?
Para diagnosticar un cuadro de dolores de crecimiento suele bastar con una evaluación médica y examen físico que haga el pediatra. Generalmente, no hace falta ninguna prueba para diagnosticarlos. En caso de duda, puede ser útil hacer análisis de sangre o radiografías para asegurar que el dolor no se deba a otras causas.
¿Cómo se tratan?
No hay ningún tratamiento que cure estos dolores. Se suelen aliviar aplicando calor o dando un masaje suave en la zona. Si con estas medidas no ceden y el dolor es intenso, se puede dar paracetamol o ibuprofeno.
¿Cuándo consultar al pediatra?
La mayor parte de los niños que tienen dolores de crecimiento no necesitan ir al médico. Se trata de un trastorno benigno que no tiene ningún riesgo, aunque sea incómodo. Sin embargo, si el dolor es persistente o se sale del patrón referido antes, hará falta distinguirlo de otros tipos de dolor que pueden apuntar a un trastorno subyacente.
Hay que consultar al pediatra en los siguientes casos:
- Los dolores son muy persistentes o cada vez más frecuentes.
- No se van por la mañana.
- Interfieren con la actividad normal del niño.
- Se localizan en las articulaciones o en una sola pierna.
- Se acompañan de otros datos como hinchazón o enrojecimiento en la zona del dolor, cojera, fiebre, manchas en la piel, pérdida de apetito o cansancio.
Foto: planetamama.com.ar