- Estamos seguras que muchas veces hemos practicado el colecho con nuestros hijos, sin si quiera darnos cuenta de que estamos utilizando esta técnica. El colecho es simplemente dormir con nuestro hijo/a.
Una técnica muy cuestionada por algunos y muy poco hablada dentro de la sociedad. Prácticamente se ha convertido en un tema tabú, siendo que es una práctica muy habitual en los mamíferos.
El colecho existe desde el origen del hombre pero fue hace ya unos 150 años cuando se comenzaron a construir casas con piezas separadas, donde los niños y los padres debían dormir por separada. Y eso es lo que conocemos hasta el día y es con eso que nos quedamos en nuestra mente.
El colecho es una práctica muy habitual en muchas culturas, incluso en países desarrollados, como Japón, donde el colecho es la norma, no es cuestionable e incluso los índices de muerte súbita han bajado. En una encuesta, el 60% de los japoneses contestó que sí compartía la cama con sus hijos.
Según estudios, el desarrollo neuronal de los bebés se realiza en la fase de sueño poco profundo, por lo que la práctica de esta técnica no sólo facilitaría la lactancia materna, sino que también el desarrollo cerebral de los niños. El roce, el movimiento, la respiración y la voz son factores muy positivos para el crecimiento de los pequeños.
Hoy queremos compartir con ustedes algunas ventajas del colecho:
– Regula la temperatura: estamos tan conectadas con nuestro pequeño, que está comprobado que si a él le aumenta la temperatura corporal, la nuestra baja para regular la de él.
– Óptimo desarrollo cerebral: a las estas más tiempo en sueño no profundo, se favorece el desarrollo neuronal.
– Conexión: si ya hemos estado unidos por 9 meses, ¿por qué debemos perder esa conexión hermosa? El colecho nos permite satisfacer sus necesidades con mayor rapidez.
– Lactancia: la favorece y la mantiene por más tiempo.
– Muerte súbita: existe una disminución del riesgo de muerte súbita, aunque la lactancia materna ya es un factor protector. El colecho te permite estar más atenta y al estar más tiempo en la fase de sueño no profundo, es más fácil que los niños salgan de las apneas.
– Comodidad y apego: el colecho favorece el apego de estar junto a nosotras y a su papá. Los niños se sienten seguros y descansan tranquilamente.
Eso sí, debemos tener siempre en cuenta que la práctica del colecho debe ser responsable, por lo que hay ciertas recomendaciones que debemos seguir, para que sea seguro:
– No compartir la cama con nuestro hijo si alguno está bajo los efectos del alcohol, drogas o extremo cansancio. Esto, principalmente porque reduce nuestra capacidad de reacción frente a las necesidades del pequeño.
– No practicar el colecho si alguno fuma en la pieza, ya que aumenta las probabilidades de muerte súbita.
– No usar mantas, cubrecamas, frazadas o plumones muy pesados que puedan agobiar al niño, taparlo y hacer que su temperatura corporal aumente. Es mejor regular la temperatura de la casa.
– Si se practica colecho con una cuna adosada a la cama a la nuestra, que no queden espacios donde el bebé pueda caer.
– No usar colchones muy blandos.
– No practicar el colecho en colchones de agua, sofás o pufs, ya que el pequeño corre riesgo de caerse o de asfixia.
– No utilizar almohadas o cojines que puedan caer encima del bebé.
– No colocar al bebé al medio. Los padres suelen tardar más tiempo en hacerse la idea que se comparte la cama con el pequeño.
– En caso de obesidad extrema, no practicarlo.
– Evitar que las mascotas compartan la cama también mientras el bebé es muy pequeño.
El colecho es una técnica maravillosa, que si la practicamos con las precauciones necesarias, disfrutaremos a nuestro hijo.