Muchas veces nuestros hijos presentan ciertas conductas o hábitos que nos sorprenden y otras veces nos descolocan. Uno de ellos es el comerse las uñas. Sin darnos cuenta comenzamos a notar que frente a ciertas situaciones o que algunas reacciones de ellos van asociados a este hábito.
Para saber un poco más de este tema, conversamos con Varinia Signorelli, Sicóloga, para que nos ayudara a comprender un poco mejor de donde viene esta conducta y cómo podemos enfrentarla como padres.
1.- ¿Por qué un niño comienza a comerse las uñas?
Pasa que la conducta de “chupetear” remonta a estados de desarrollo primario del individuo, la satisfacción oral nos recuerda y evoca la seguridad del pecho materno y todo lo que implica en el contacto y seguridad del recién nacido. No es extraño entonces, que nuestros pequeños al sentirse ansiosos recurran a estos recursos que le traen seguridad inmediata (estimulación de la zona bucal). Algunos niños podrán optar a algún chupete o elemento, pero la verdad es que lo que tienen más a la “mano” es su propio cuerpo. Ahí entonces comienzan, primero, con chuparse los dedos y luego usan los dientes como un recurso más fuerte: aparece entonces el comerse las uñas.
2.- ¿Cuáles son las circunstancias más comunes que podrían impulsar este hábito?
Los miedos en general, las circunstancias nuevas que generan ansiedad o dificultades serias en la interacción con el mundo externo.
3.- ¿La imitación de los adultos es un factor que puede incidir fuertemente en que los niños agarren este hábito?
Los niños aprenden de los adultos, claro que sí, pero el morderse las uñas requiere además cierta anestesia al estar destruyendo su propio cuerpo, cierta ansiedad que lo permita por decirlo de alguna manera y esto no es por imitación.
4.- ¿Cómo podemos saber que lo que hace ya no es una imitación y se está transformando en algo que va más allá?
Siempre debemos preguntarnos qué está pasando cuando nuestros niños se comen las uñas, el pelo o muerden su cuerpo. No debería mantenerse en caso de ser imitación pura.
5.- ¿Se puede prevenir que aparezca este hábito?
Conversando con nuestros niños, explicándoles las cosas que van sucediendo, anteponiéndonos a los cambios para explicarlos nosotros, estando comunicados afectivamente con ellos.
6.- Una vez que nos damos cuenta ¿Cómo es el tratamiento para eliminar el hábito adquirido? ¿Qué es lo que nunca debemos hacer?
Primero intentaremos buscar la razón que genera la ansiedad de nuestro hijo o hija, debemos entender que no es un acto que realiza para sentirse seguro por lo tanto sí o sí algo está ocurriendo internamente, puede ser algo pequeño o de mayor magnitud pero para el área afectiva d nuestro hijo o hija tiene importancia y debemos dársela.
Lo que no debemos hacer jamás es poner ajiés, esmaltes amargos o recetas del siglo pasado. Esto hará que deje de comerse las uñas pero que siga teniendo miedo y sintomatice por otras vías
7.- ¿Cuál es el tratamiento?
Si no podemos encontrar la causa debemos acudir a un psicólogo que pueda conocer a nuestro hijo y ayudarnos a detectar el origen de la situación.
A modo de conclusión de los que nos contó Varinia es que debemos siempre estar observando las actitudes de nuestros hijos y tratar de entender sus razones y lo que les está sucediendo. Ellos son nuestra mejor guía. Debemos estar siempre atentas.
Twitter @terapiadejuego