Algunos niños en edad preescolar tienen una marcada tendencia a resolver sus conflictos mordiendo. Y es en ese momento, cuando comienzan los problemas en el jardín infantil y en la relación con sus pares.
Una de las explicaciones que existen para que se de este tipo de conductas, es simplemente que los niños sienten impotencia y eso les dificulta expresar verbalmente su rabia, que puede ser frente a otro niño o un adulto.
El ambiente familiar es fundamental para poder comenzar a modificar este tipo de conductas. Debemos expresarles que eso no está bien y mantenernos en esa actitud frente a cualquier situación que venga después. Debemos hablar en tono claro y firme. Una recomendación es apartarlo del juego (lo recomendable es no más de un minuto por año de vida) para que vaya comprendiendo lo que hizo. Lo más probable es que en este momento venga la pataleta, pero debemos seguir en nuestra postura y recalcarles que morder no es bueno.
Algunos de los niños que tienen tendencia a morder son, por lo general, bastante hiperactivos. Por lo que debemos ayudarlos a canalizar esa energía en otra cosa, por ejemplo un deporte, ir a la plaza, entre otras cosas.
Debemos de darnos el tiempo para hablar con nuestros pequeños. Ellos entienden y van guardando todo lo que le vamos diciendo. A los niños hay que repetirles las historias muchas veces y así las van internalizando. Aprovechemos esta instancia y recalquemos lo positivo de resolver conflictos sin morder, de lo lindo que es jugar con sus amigos sin pasar malos ratos. Y cada vez que veamos a nuestro hijo(a) ser amoroso con otro niño, jugar tranquilo y pasarlo bien, debemos resaltarlo, describir lo que hizo y decirle que eso es muy positivo.
Un consejo: los cuentos siempre tienen un gran efecto en los pequeños. Expliquemos el porqué es malo morder a través de uno antes de dormir. Preparémoslo con calma y tratemos de tocar todos los temas en el que él se ve envuelto en el día a día para poder graficar de la mejor manera posible lo que es positivo y lo que no se debe hacer.
