A muchas nos debe haber pasado que estamos conversando y nuestro pequeño nos interrumpe una y otra vez. Eso sucede principalmente porque a los dos años de edad ellos piensan que el mundo (y todo lo que está en él, incluido sus padres) están para su beneficio. Además, se le debe sumar que su memoria a corto plazo no está 100% desarrollada, lo que se traduce en un impulso de decir lo que piensa, ya que su desarrollo fisiológico aún no está listo. Por lo tanto, el concepto de “interrumpir” no tiene sentido para los niños, no entienden que hay otras personas o actividades que requieren de tu atención.
Pero no te preocupes, entre los 3 y 4 años los niños comienzan a entender lo que es la interrupción y lo que significa que espere hasta que termines. Su memoria a corto plazo va a estar más desarrollada para que sea capaz de mantener un pensamiento, aunque sea un par de minutos.
¿Qué podemos hacer?
La mejor estrategia recomendable a esta edad es intentar reducir el número de situaciones probables a ser interrumpida:
Elije el lugar correcto: puedes minimizar esta situación juntándote con tus amigas en un lugar donde tu hijo pueda jugar mientras los adultos conversan.
Leer cuentos para enseñar el concepto: Una manera divertida de introducir el concepto de portarse bien, es leer a tu hijo libros que hablen sobre el buen comportamiento, del por qué es importante escuchar al resto, entre otros.
Llamados por teléfono: no olvides que eres tú quién mejor conoce a tu hijo. Si sabes que apenas tomes el teléfono comenzará a interrumpir, gritar o llamar tu atención, intenta hacerlo cuando él esté durmiendo siesta o entretenido con otra cosa.
Modelar el comportamiento: tenemos claro que somos el mejor ejemplo para nuestros niños. Así que debemos ser el espejo a seguir de buenos modales. Si ellos nos ven que cada vez que conversamos tendemos a interrumpir, ellos también lo harán. Si lo hacemos, tomemos conciencia y digamos “Lo siento, te interrumpí”. También seamos respetuosos con lo que ellos nos están diciendo. Pongámosle atención y no los interrumpamos. Admitir los errores, ser agradecido y respetuoso con el resto es una buena forma de ir inculcando buenos modales a los niños.
Recordemos que todos los niños son un mundo distinto. Cada uno tiene sus tiempos y es probable que algunos aprendan más rápido que otro. Paciencia (mucha paciencia) y persevera en seguir una línea.
Fuente foto: www.livestrong.com