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¿Pesadillas o terrores nocturnos?

Muchas de nosotras nos hemos despertado en la mitad de la noche con gritos de pánico de nuestros hijos o con un niño muy asustado que llega a nuestra cama. ¿Pesadilla o terror nocturno? Hoy te invitamos a diferenciarlos.

¿Qué es?

La pesadilla es un sueño que provoca mucho miedo seguido de un despertar completo. En cambio los terrores nocturnos son un sueño miedoso acompañado de un despertar sólo parcial desde una fase de sueño muy profundo.

Es decir, el susto de la pesadilla es solo temporal y termina cuando el niño despierta, en cambio después del terror nocturno, el niño no vuelve a la conciencia tan rápidamente.

¿Cuándo te percatas del fenómeno?

Sabes que existió una pesadilla cuando ya ha pasado y tu hijo se despierta y te habla sobre ello. En cambio, en el caso de los terrores nocturnos te das cuentas mientras está teniendo lugar y el niño grita y se mueve agitado; después se tranquiliza y al despertar suele no recordar muy bien lo que sucedió.

Momento en que ocurre

Las pesadillas ocurren muy tarde en el período de sueño, usualmente entre las cuatro y las seis de la mañana cuando los sueños son más vívidos. Los terrores nocturnos, por su parte suceden cuando el sueño es muy profundo, generalmente entre la una y las tres de la madrugada.

Aspecto y comportamiento del niño

En el caso de las pesadilla, el niño llora y está muy asustado después de despertarse. Con los terrores nocturnos,  se sienta, se agita, hace movimientos extraños; llora, grita, gime, habla; tiene los ojos abiertos de par en par, el ritmo cardíaco acelerado y está sudoroso; el miedo y la confusión desaparecen cuando el niño despierta.

Reactividad

Cuando un niño tiene pesadillas, en cuanto se despierta se da cuenta de tu presencia y se tranquiliza al verte o puede ir en tu búsqueda para que lo reconfortes. Cuando ha vivido un episodio de terror nocturno, el niño no parece darse cuenta de tu presencia y puede, incluso, intentar apartarte, gritando y agitándose todavía más si intentas inmovilizarlo.

Volver a conciliar el sueño

En el caso de las pesadilla es posible que al niño le cueste volver a dormirse por lo asustado que está. Con los terrores nocturnos, vuelve a conciliar el sueño rápidamente sin llegar a despertarse por completo.

Recuerdo de la experiencia

Cuando un niño puede recordar lo que ha soñado y puede hablar sobre ello, suelen ser pesadillas. En el caso de los terrores nocturnos, no recuerda nada de lo que ha soñado ni tampoco la agitación o los gritos.

Si los síntomas de tu hijo se acercan más a los de terrores nocturnos, te invitamos a tomar las siguientes medidas:

  • Reduce el estrés a que está sometido tu hijo.
  • Establece y mantén una rutina para antes de acostarse que sea simple y relajante.
  • Asegúrate de que tu hijo descansa lo suficiente.
  • No permitas que tu hijo se canse demasiado estando levantado hasta tarde.

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