Es tema de debate para muchos. ¿Se deben premiar las buenas notas de los niños? ¿Debemos castigar las malas? Estoy de acuerdo con que llenar a los niños de regalos no es bueno, pero premiar el esfuerzo es también, desde mi punto de vista, necesario para que los niños se sientan motivados y esforzándose con todo lo que eso conlleva.
Los expertos tienen miradas distintas de este tema. Mientras algunos encuentras que sí se debe premiar de cierta forma el esfuerzo, otros están en contra diciendo que el estudio es parte de las responsabilidades y deberos de los niños.
En el sitio español ABC Familia se entregan varios argumentos tanto a favor como en contra de este tema, que hoy quiero compartir con ustedes:
En contra
— El niño debe entender que estudiar es su responsabilidad y que sacar buenas notas es imprescindible para construirse un buen futuro. No se puede acostumbrar a los niños a obtener siempre una recompensa por sus logros y muchos menos a diario.
— Los regalos pueden ser contraproducentes, ya que los niños pueden entender las cosas al revés y llegar a pensar que más que tener la obligación de trabajar, son sus padres los que deben obsequiarlos al finalizar el curso. Además, esto hará que cada vez pidan más y mejores regalos.
— No puede ser utilizado como un fin en sí mismo. El niño puede interpretar que la única razón por la que debe estudiar es para recibir algo a cambio. Existe el riesgo de que se perciba como algo intrínseco al final de cada trimestre o curso. Dejará de ser efectivo porque esperarán el obsequio incluso cuando bajen las calificaciones en sus notas.
— Prometerle un presente por aprobar todo también puede ser perjudicial en el caso de que no lo consiga, pues no haremos sino aumentar su sensación de fracaso.
— Es mejor el refuerzo cotidiano, con palabras positivas y consecuencias directas en los hábitos del día a día. Que después de terminar las tareas puedan jugar, ir al parque, etc.
— Resulta más efectivo dedicarles tiempo y afecto, pues con ello construirán su personalidad y se fortalecerán los vínculos familiares. Hay que tener en cuenta que lo más valioso que se puede dejar a los hijos son los valores y una base para su futura vida adulta. Lo material es momentáneo.
A favor
— Un regalo puede ser una buena manera de que el niño aprenda que el esfuerzo y la constancia dan sus frutos. De la misma forma que los adultos agradecen recibir un detalle en su trabajo y les ayuda a motivarse.
— En caso de que se opte por regalar algo por los ramos aprobados, hay que valorar si, en vez de objetos materiales, no le puede hacer más falta una felicitación, un abrazo, un beso o algo de atención. Son gestos sencillos pero muy poderosos, que llenan al adolescente de satisfacción. Un buen regalo puede ser un elogio. El niño estará encantado de que se le reconozca su trabajo y esfuerzo.
— No es malo recompensar el esfuerzo continuado pero lo ideal es que el niño no se lo espere, así lo entenderá como el resultado de su trabajo y no como algo que debe recibir sí o sí. Así, valorará y será consciente de su propia constancia y dedicación.
— Dependiendo de las circunstancias, un regalo puede utilizarse como incentivo cuando el niño empieza a desviarse del rumbo y siempre que no contribuya a su indisciplina. Se puede intentar que lo tome como una meta, como una motivación. En cualquier caso, no suele ser efectivo, ya que se convierte en un objetivo a largo plazo que el niño no es capaz de mantener, y al no ser algo inmediato pierde el interés. Por ello, siempre es mejor llevar a cabo un refuerzo diario y sin premios que tengan un valor económico.
— Algo material que se les puede regalar es un libro. Pero no uno cualquiera: un libro que él elija y le guste. Así, al mismo tiempo se fomenta el placer de la lectura.
¿Qué opinas al respecto? ¿Tú que haces? ¿Premias por las notas a tus hijos?