Por Diana Leyva, Psicóloga, PhD, y Fundación Educacional Oportunidad
Así como en otros países de América Latina, en Chile los libros infantiles son de alto costo y por lo tanto, no muy accesibles para las familias de menores ingresos. Para muchas de ellas, las bibliotecas públicas se encuentran en general a grandes distancias, lo que dificulta el acceso a la literatura infantil.
Teniendo en cuenta esta situación, la psicóloga colombiana Diana Leyva realizó una investigación con familias participantes del proyecto “Un Buen Comienzo” de Fundación Educacional Oportunidad, con el fin de buscar formas alternativas de desarrollar el lenguaje y las habilidades de lectura emergente (nombre de las letras, escritura de ellas) sin la necesidad de estar en contacto directo con libros.
Fue así como Diana Leyva grabó conversaciones entre niños de prekínder y sus adultos significativos, y luego las analizó, encontrando interesantes resultados tales como que existe una forma de conversar con los niños que promueve habilidades de lenguaje y lectura emergente: el lenguaje descontextualizado.
¿Qué es el lenguaje descontextualizado?
Se trata de un nombre largo para algo que hacemos probablemente todos los días: hablar con nuestros hijos sobre eventos o situaciones que ya sucedieron o que van a suceder en el futuro. Esta forma de conversar hace que ellos movilicen más recursos en sus mentes para expresarse, y de esa forma tengan pensamientos y respuestas complejas que equivalen a la lectura de un cuento. Por ejemplo, podemos preguntarles qué quieren hacer para su cumpleaños, cómo decorarán el árbol para navidad o a qué jugaron cuando visitaron a sus primos.
Estos efectos son tan potentes, que incluso son independientes del nivel educativo de los padres y de las actividades educativas que se realicen en el hogar.
Hablar también sobre lo malo
Si bien utilizar el lenguaje descontextualizado al hablar con los niños siempre es positivo, estos resultados son mayores y más profundos cuando conversamos con los niños sobre recuerdos, sentimientos o experiencias negativas. A pesar de que son las conversaciones más difíciles de tener, la investigación demostró que son éstas las que más benefician a los niños en cuanto a sus habilidades de lenguaje y lectura emergente, además de ser una oportunidad para los niños de reflexionar y resolver situaciones adversas a través de la conversación. Así, hablar sobre cómo se sintieron cuando pelearon con su hermano o incluso sobre sus emociones ante la muerte de una mascota querida, puede sentar las bases de cómo enfrentan las dificultades a futuro y ayudarlos a hacerlo de manera crucial.