Llenar a nuestros hijos de besos y abrazos es una misión maravillosa que tiene indudables beneficios para su vida y para la de nosotros. Es que la cercanía entre los niños y sus padres tiene como resultado final adultos más seguros de sí mismos, que conocen su cuerpo y su forma de pensar, personas más cercanas y con mejor trato social, a fin de cuentas, adultos felices. Y no solo eso, el hecho de que nuestros hijos se acostumbren desde pequeños a recibir los mimos de sus padres generará una relación de complicidad y cariño que los acompañará de por vida.
Dentro de los beneficios de un abrazo encontramos:
– Fomenta el vínculo afectivo entre padres e hijos.
– Ayuda a la regulación del peso y del proceso de crecimiento (en recién nacidos y niños).
– Mejora las condiciones para la adquisición del lenguaje (contribuye al desarrollo neurobiológico).
– Un abrazo genera endorfinas, hormona de la felicidad, con lo que contrarrestas la fatiga y la depresión infantil.
– Se produce una mejora general en el sistema inmunológico.
– Estimula patrones de afectividad y vínculo, que refuerzan la identidad.
– Fomenta el sentido de autoprotección, sembrando las bases de la autovaloración
– Desarrolla la comunicación empática y profunda y fortalece la autoestima.
– Al abrazar a nuestros hijos les entregamos una visión integra y respetuosa de su cuerpo y su naturaleza. Creando las bases de una personalidad armoniosa. Un niño que fue abrasado es un adulto tranquilo y cauto.
– Ayuda a nuestros hijos a sentirse seguros en nuestros brazos y en nuestra compañía. Tendrán más confianza en sus padres, su familia y su entorno.
– Permite que nuestros pequeños se sientan felices, permitiendo un correcto desarrollo físico y emocional.
– Les tranquiliza y relaja en momentos de ansiedad o intranquilidad.
– Facilita que duerman mejor.
– Tiene un efecto calmante ante pequeñas dolencias como cólicos, dolor en el momento de la dentición, o cualquier golpe.
– Les libera del estrés del día a día.
– Inculcamos sentimientos positivos hacia las personas que tiene a su lado y fomenta el desarrollo de su inteligencia emocional.
– Ayuda a subir la confianza y la autoestima.
– Aleja los temores, miedos e inseguridades.
– Entrega una sensación de unión y de comprensión.
Como podemos ver, los beneficios de abrazar constantemente a nuestros hijos son tantos y tan importantes que nos ayudarán a formar una persona mucho más integra. La invitación, hoy más que nunca, es a abrazarlos, besarlos, mimarlos todo el tiempo. Las razones y fundamentos, ya los tienes.