- Recién a los 5 años los niños desarrollan la capacidad de diferenciar entre lo que es fantasía y lo que es realidad por lo que antes de esa edad es difícil hablar de mentiras pues una mentira es cuando la persona separa claramente el mundo interno del externo.
Las primeras “mentiras” son porque el niño está experimentando entre la realidad y la fantasía, está descubriendo que puede cambiar y alterar la realidad pero no lo hace con maldad sino como un juego. Lo que debemos hacer es ir mostrándole el camino pero sin retarlo ni mucho menos pues es un proceso natural.
Recién alrededor de los 5 años las mentiras pueden ir convirtiéndose en intencionales. Dentro de las mentiras podemos encontrar dos tipos: las que son fantasías donde nos cuentan historias que pueden esconder deseos o intenciones que tenga el niño; y las mentiras intencionadas donde el niño miente porque quiere evitar un castigo.
Frente a las primeras debemos buscar si hay algo más allá que la mentira, descubrir el por qué nuestro hijo está diciendo estas historias. Frente a las segundas debemos ir educando a nuestros niños de la importancia de decir la verdad y dejarle en claro al niño que en la casa puede confiar que su verdad será escuchada y aceptada.
Es primordial tener presente que si un niño reconoce su error y lo cuenta no debemos castigarlo sino más bien felicitarlo por su sinceridad. Así el niño se sentirá protegido de reconocer sus errores y lo seguirá haciendo más adelante. Por el contrario, si cuando reconoce su error se le castiga y reta aprenderá que es mejor callar para evitar enfrentarse a ese momento, fomentando en ellos la mentira sin siquiera darnos cuenta.
(Basado en Revista Edukame)