Familia

La sobreprotección puede perjudicar a nuestros hijos

Los niños necesitan que los padres los protejan, los cuiden y estén pendientes de ellos, pero cuando esta protección es excesiva, podemos estar generando problemas que acarrearán toda su vida.

Los padres y madres sobreprotectores impiden a sus hijos realizar muchas actividades por miedo a que les pase algo: No los dejan quedarse a dormir en casa de un amigo, ir de camping, subir escaleras ni jugar con tierra. Tratan de evitar a toda costa que hagan cualquier cosa que les de miedo, les resulte frustrante o incómodo, o no sepan hacer.

Son padres que suelen regalonear en exceso a sus hijos para no causarles malestar, toman decisiones que los niños deberían tomar por sí solos, por tener edad suficiente, y no les exigen ninguna obligación o responsabilidad, como ordenar su habitación o hacer ciertas tareas del hogar.

Aunque lo hacen para evitar que el niño o niña lo pase mal, también le están impidiendo que aprenda a afrontar lo que teme, a tolerar la frustración, a ser responsable de sus errores y de su mal comportamiento, o hacer cosas por sí mismos.

 Las consecuencias negativas de la sobreprotección

Muchos de estos niños pueden crecer pensando que los demás están ahí para servirles, se vuelven irritables y agresivos si no obtienen lo que quieren en el mismo momento, no son capaces de reconocer sus errores, son más inmaduros, tienen problemas para relacionarse con los demás y se sentirán con frecuencia insatisfechos, descontentos, irritables y aburridos. No aprenden a ser responsables de ellos mismos, sus emociones y sus actos, porque siempre ha habido alguien ahí para hacerles sentir bien, solucionarles sus problemas y darles lo que pidan. Se sienten inseguros cuando no tienen a sus padres cerca, porque son dependientes de ellos.

Cuando los niños se sienten frustrados, temen hacer algo, están aburridos o experimentan alguna emoción negativa, van aprendiendo por sí mismos a afrontar estas situaciones. Y esto les ayuda a madurar, a ser autosuficientes, a regular sus propias emociones y a no depender de los demás para sentirse bien. La sobreprotección les impide aprender todo esto. Por supuesto, los padres deben estar ahí para protegerlos cuando sea necesario, pero no es lo mismo proteger o cuidar de los hijos que sobreprotegerlos.

Como pueden ver, el hecho de sobreprotegerlos no es una forma de demostrarles nuestro amor, cariño y preocupación por ellos, si no que es una forma de traspasarles nuestros propios miedos. No es que los estemos cuidando, si no que los estamos enfrentando a este mundo con miedo.

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