Sabemos que el amor es el ingrediente fundamental de la crianza de nuestros hijos. En la actualidad, varios estudios han demostrado que la biología que lleva una enfermedad mental es influida por el ambiente, los químicos y la herencia genética. Y cada vez se demuestra más que el factor clave ambiental del amor (o la falta de éste) que reciben de sus padres, incide directamente en el desarrollo de nuestros hijos.
Lo anterior, viene a demostrar que un buen cuidado de los papás, el amor y el cariño pueden cambiar el cerebro de los niños. Este fue el resultado al que llegó un estudio publicado en la revista Proceeding de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Para llegar a esta conclusión, se estudiaron a niños (entre 6 meses y 6 años) y a sus padres (mayoría madres) y los grabaron mientras trataban de ayudar a sus hijos con una tarea medianamente complicada diseñada para esta investigación.
Lo que hicieron fue clasificar la habilidad para ayudar a los niños y también medir a través de una resonancia el tamaño del área cerebral llamada Hipocampo. Los resultados arrojaron que los niños con un hipocampo más grandes eran hijos de madres cariñosas y mejores en términos de crianza, ocurriendo lo contrario con los que tenían madres que eran promedio o malas en términos de crianza.
Lo relevante acá es que cuando se habla del Hipocampo, el tamaño sí importa. Tener hipocampos (ambos en cada zona cerebral) aumenta el riesgo de tener depresión, estrés postraumático hasta el Alzheimer. ¿Por qué? Según especialistas, si tienes depresión y tienes hipocampos pequeños, no se responderá tan bien a los antidepresivos, además de aumentar el riesgo de enfermedades mentales, juega un rol importante en el manejo del estrés y la tensión en la vida y como recordarás tu vida. Esto, principalmente porque es crucial para formar y almacenar memorias personales.
Por eso, es relevante el hallazgo de que el amor y la buena crianza hacen crecer el hipocampo de los niños y le entrega un sinfín de beneficios para su vida. Las madres atentas y cariñosas, preocupadas de sus hijos y entregando una buena crianza tienden a que sus niños sean felices y bien adaptados, con beneficio sicológicos más allá de la niñez.
Entonces, sigamos este estudio y llenemos de besos, abrazos y amor a nuestros hijos. Simplemente, estarás criando niños felices, que es nuestra principal meta como madres.