Las últimas investigaciones llevadas a cabo a nivel mundial demuestran que la nutrición en los 1000 primeros días del niño –desde su concepción hasta los dos años de edad– es un factor fundamental para su salud futura. Durante las primeras etapas de la vida, se produce la programación metabólica, un proceso en el que el entorno y la alimentación juegan un rol fundamental y, por lo tanto, supone una oportunidad para incidir en la salud futura. Recientes estudios científicos demuestran que una menor parte de la salud del bebé dependerá de sus genes, pero que la mayor parte dependerá de su entorno, donde la alimentación es un factor muy significativo. Los requerimientos nutricionales de los niños no son iguales a los de un adulto ya que tienen necesidades nutricionales específicas por estar en un periodo de rápido crecimiento.
Desde el momento de la concepción, la nutrición de la futura mamá tiene un impacto en la salud futura de su hijo: mantener un peso correcto en el embarazo, incrementar la ingesta de ciertas vitaminas y minerales, y la calidad de la dieta, son factores clave. Las futuras mamás no deben comer por dos, pero si pensar por dos. Una vez que el bebé ha nacido, la leche materna es la mejor forma de alimentarlo. Por ello, se recomienda la lactancia materna en exclusiva durante los primeros 6 meses de vida del bebé. Una madre lactante es capaz de producir leche con la cantidad adecuada de proteínas, grasas, carbohidratos y minerales, incluso cuando no está recibiendo la ingesta adecuada de estos nutrientes. Por el contrario, las vitaminas, yodo y omega 3 (DHA) presentes en la leche materna están muy ligados a la dieta de la madre. Por todo ello, es fundamental que las madres lactantes sigan una dieta variada y equilibrada, ajustada a este periodo de necesidades nutricionales específicas.
La introducción de la alimentación complementaria, a partir de los 6 meses, es el siguiente hito en los 1.000 primeros días del bebé. Es importante la introducción de nuevos alimentos, sabores y texturas para desarrollar unos hábitos nutricionales adecuados, además de asegurar la ingesta de nutrientes adecuados en esa fase de importante crecimiento y desarrollo, explican desde Danone Nutricia Early Life Nutrition (ELN).
Los niños entre 12 y 24 meses siguen teniendo unas necesidades nutricionales específicas que la dieta de los adultos no puede cubrir. La cantidad de nutrientes que necesitan por kilo de peso puede llegar a ser de entre 4 y 7 veces más que las de un adulto, de ahí la importancia de continuar con una dieta adaptada en esta edad.
Fuente: ABC Familia