Aunque no lo crean, la ilusión óptica también funciona para engañar a nuestro cerebro a la hora de comer: los platos que contrastan más con el color de la comida pueden ayudarnos a comer menos.
Según un estudio, podríamos estar comiendo inconscientemente más de lo que creemos, si comemos en un plato equivocado, ya que el color entre la comida y el plato crean una ilusión óptica que nos alienta a comer más de la cuenta.
Para llegar a esta conclusión, el Dr. Brian Wansking de la Universidad de Cornell, analizó a 70 personas en una reunión. En el buffet se ofreció pasta con salsa de tomate (roja) y salsa Alfredo (blanca). Cada persona recibió al azar un plato rojo o blanco para servirse. Los que se sirvieron pasta con salsa Alfredo en un plato blanco o pasta con salsa de tomate en un plato rojo, comieron 22% más que los que tenían un plato rojo y salsa Alfredo o un plato blanco con salsa de tomate.
Además descubrió que el contraste de color entre los platos, el mantel y la colocación de la mesa contribuyó a que se sirvieran 10% menos.
Ya sabíamos que usar platos más grandes ocasiona que parezca más pequeña la porción y platos más pequeños que sea más grande. En otras palabras los platos grandes causan que comamos más y los pequeños a que comamos menos.
A ello ahora le sumamos el color: los platos que contrastan más con el color de nuestra comida puede ayudarnos a comer menos, en cambio, si el plato es del mismo tono de los alimentos, la ilusión óptica nos hace creer que comemos menos, aunque en realidad es más.
Así que si quieres engañar a tu cerebro para comer menos sirve la comida en platos pequeños (idealmente de 25 cm de diámetro) y en platos que contrasten con el color de los alimentos que vayas a ingerir. A la hora de beber líquidos, si quieres tomar harto (como para cumplir la cuota de 2 litros diarios) elige vasos anchos que dan la sensación de menos cantidad, por el contrario si no quieres beber tanto, elige el vaso largo y flaco.