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Hoy decidimos expulsar el alcohol de nuestras vidas por @memecarranca

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Vivimos en una sociedad altamente alcoholizada. Una sociedad en que el alcohol es parte integrante y fundamental de todas las reuniones sociales: juntas de amigos, almuerzos familiares, comidas de negocio. Todos incluyen, al menos un pisco sour o una copa de vino. Es algo que está tan integrado en nuestra sociedad que el extraño es quien NO consume alcohol.

Vivimos en una sociedad tan alcoholizada que la solución para manejar después haber bebido alcohol no es pasarle las llaves al otro, si no que tomar el smartphone y activar Waze, una aplicación en la que los usuarios dan cuenta de los sectores en que existe control policial. Lo más divertido es que ese Carabinero no se para en la mitad de una avenida a altas horas de la noche a pasar frío o a divertirse pasando “partes” a personas curadas. ¡No! Ese Carabinero está ahí para protegernos de todos quienes toman un par de tragos de más, para protegernos, en algunas ocasiones, de nosotros mismos.

Entonces ¿Qué sacamos con manejar siguiendo las instrucciones de esta mágica aplicación? Llegar a casa sin una multa, Ok! Lo concedo… Pero esto va mucho más allá… ¿Qué saco con llegar a casa sin una multa si estuve en riesgo de tener un grave accidente? Está comprobado que si manejamos con alcohol en la sangre tenemos más riesgo de chocar y sabemos también que así como nosotros evadimos el control policial por tener una o dos copas en el cuerpo, hay muchas personas con muchas más copas, vasos y botellas demás en su sangre que también andan manejando por la ciudad, sin importar el peligro enorme que implican en la sociedad.

La pregunta es ¿Ese espectacular carrete con amigos en donde bebemos alcohol sin medida vale lo mismo que nuestra vida o la vida de alguien más? Estoy segura que el 100% de las respuestas es un tajante ¡NO! Entonces ¿Porqué no tomamos medidas en el asunto?

Desde hace algunos días este ha sido tema de reflexión con mi pareja. Planteé la inquietud de si queremos, en un futuro no tan lejano, pasar noches en vela por el riesgo de que nuestros hijos tengan un accidente fruto del alcohol, nos enfrentamos a la realidad de que es posible y mucho más de lo que quisiéramos. Y decidimos erradicar “el copete” de nuestras vidas, principalmente para alejar el riesgo de la de nuestros hijos. La misión no es fácil, como les dije en un principio, en esta sociedad el bicho raro es el que decide no consumir alcohol, por lo que la explicación a nuestro entorno no será sencilla, y lo más probable es que encontremos muchos más detractores que personas que nos feliciten. ¡Pero la decisión ya está tomada!

La razón máxima de haber llegado a esta tajante decisión son ellos, nuestros hijos. Nosotros nacimos y crecimos en una sociedad en donde el alcohol es sinónimo de buenos momentos. Estuvo presente en asados, cumpleaños, fiestas y celebraciones desde antes de que tengamos uso de razón y es por eso que nosotros, los adultos, lo relacionamos con buenos momentos y, seamos honestos, muchas veces nos ha llevado al extremo.

Hoy decidimos que no queremos que alcohol sea sinónimo de buenos momentos y diversión para nuestros hijos. Hoy decidimos que no queremos exponerlos a los riesgos del consumo desenfrenado de la bebida, por la simple razón de que queremos que lleguen a viejo sin accidentes de por medio. Hoy decidimos sacar las botellas de las meses de nuestras celebraciones. Hoy decidimos demostrar con hechos y acciones que el alcohol es nocivo para la salud.

Y nos dimos cuenta de que la única forma de que interioricen el concepto es no ver esta actitud en nosotros, a fin de cuenta ellos aprenden por imitación y el modelo más significativo e importante para ellos somos nosotros, sus padres. Estoy segura de que todos los detractores que encontraremos en el camino nos harán un favor, ya que gracias a ellos, nuestros hijos escucharán e interiorizarán en concepto: “¡No gracias, hemos decidido no beber más alcohol!”

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