Historias como éstas de verdad que inspiran. Me hacen creer que pese a todo, existen personas que intentan hacer de éste, un mundo mejor.
En Afganistán, Saber Hosseini entrega libros a los niños que no pueden ir al colegio debido a la crisis que están viviendo. Pero lo hace de modo especial y determinado: cada fin de semana y los días de fiesta se desplaza en bicicleta.
Claro, él prepara su canasto y con su bicicleta va a las áreas más remotas del país, donde los autos no pueden llegar por las condiciones del camino. Ha ideado una manera de permitir a los niños de las zonas rurales el acceso a un sistema educativo que de otro modo sería inaccesible. “Cuando les doy los libros puedo ver la alegría y entusiasmo en sus caras. Para mí es una gran inspiración sólo poder comprobar la felicidad que les produce el poder aprender”.
Hosseini es un maestro de Bamiyan, la capital de la provincia situada en el centro de Afganistán, una zona muy pobre y montañosa con calles empinadas e inaccesibles. Aquí, la mayoría de los colegios que existen han sido destruidos por la guerra y las que quedan en pie son pocas y están lejos de las aldeas. La consecuencia es una baja tasa de alfabetización de los niños con respecto a los adultos.
La idea surgió hace seis meses, después de que varios colegas del gremio le ayudaran a recaudar el dinero suficiente para la compra de 200 libros. Hasta el momento, esta cifra ha ascendido a 3.500 y no ha sido fácil. Para comprarlos tienen que llegar hasta la frontera con Irán porque Afganistán fabrica libros en cantidades muy limitadas.
Cada vez que se para a hablar de Cultura, Hosseini habla de paz: “Los talibanes usan las bicicletas para realizar atentados. Nosotros queremos sustituir esta imagen de violencia por la educación”.
Sin duda historias que inspiran, que nos hacen pensar en cómo podemos nosotros aportar con nuestro granito de arena a este mundo tan herido por guerras, donde finalmente los únicos que pagan las consecuencias son los niños.
Fuente y foto portada: El Confidencial