Seguramente, más de alguna vez, nos hemos enojado con nuestros hijos porque no han hecho las cosas como nosotros queríamos. Los culpamos de ser flojos, poco colaboradores o egoístas, lo que termina, probablemente, en una discusión que deja los ánimos tensos en la casa, la relación tirante por un rato largo y al final, no es mucho lo que sacamos en limpio de esa situación.
Alzar la voz y lanzar un castigo que después ni siquiera podemos cumplir, puede ser el primer impulso ante una situación que nos saca de quicio… pero ¿es la mejor manera? ¿Eso hará que nuestro hijo actúe tal y cómo nosotros queremos la próxima vez? Una de nuestras tareas como padres es guiar la conducta, con el fin de ir logrando ciertos aprendizajes. Esto no es tarea fácil, pero puede facilitarse si tomamos en cuenta algunos consejos, que pueden hace la diferencia en la educación de nuestros pequeños.
Primero que todo, si nuestros hijos no hicieron caso a eso que les dijimos que hicieran, es importante crear el contexto para conversar con él de manera tranquila y donde se den las condiciones para que él te escuche. Si le dices las cosas a la pasada, mientras está frente al televisor, al computador o jugando con algún amigo, lo más probable es que le entre por un oído y le salga por el otro.
Fundamentar nuestros argumentos con conductas concretas. Si considero que mi hijo se “portó mal” no basta con decirle eso porque es algo demasiado vago. Siempre dile específicamente, qué conductas no te parecieron, para que él sepa concretamente lo que no está bien y debe cambiar. “No quisiste prestarle el juguete a tu hermano, cuando él te lo pidió de buena manera” “Tenías tres tareas para hoy e hiciste solo una” “Sabes que debes ayudar a levantar la mesa y terminaste de comer y corriste al computador”
Jamás Generalizar “Siempre haces lo mismo” “Nunca prestas tus cosas” son frases que debemos evitar. Saquemos de nuestro lenguaje los SIEMPRE, NUNCA, TODO, NADA. Dejemos claro que le estamos hablando de esa conducta puntual.
Jamás Etiquetar “No hiciste todas tus tareas, eres flojo”. Si le decimos esto, lo estamos convirtiendo automáticamente en flojo para todo, por una cosa que hizo. Tengamos mucho ojo con esas etiquetas, ya que lo único que logran es restar fichas para su autoestima.
Por último, es importante encargarnos de que nuestros hijos tengan claro que, a pesar de que a veces hacen cosas que no nos parecen, es nuestro deber guiarlos por un mejor camino. Que tenemos claro que siguen siendo personitas llenas de cosas positivas y que, no por algo que hicieron mal, vamos a echar todo lo bueno por la borda. Transmitámosles esta seguridad reconociendo y recalcando cuando hagan las cosas bien, ya que esto no solo aumentará las fichas para su autoestima, sino que hará que esa conducta se mantenga. “Cuando una conducta se refuerza se mantiene, si se ignora se extingue”.
Invito a poner en práctica estos pequeños consejos. No olvidemos que, si educamos sobre la base del amor y el respeto, siempre tendremos mejores resultados.