La energía positiva es muy poderosa y se contagia. Queremos sentirnos bien y por eso buscamos lugares, personas y sensaciones que nos traigan esa paz y esa energía que moviliza de manera positiva.
Bueno, nuestros hijos hacen lo mismo. También la buscan y nosotros podemos ayudarlos a encontrarla. Mira estas simples acciones que te pueden ayudar:
1.- El movimiento: que los niños estén en movimiento los llenan de energía, amplia sus conexiones neuronales, mejora el aprendizaje, aumenta la memoria y la capacidad de aprendizaje, mejora la concentración y la creatividad. Además, favorece el proceso de lecto-escritura y los ayuda a liberar ciertas tensiones diarias. Los niños con energía positiva son dinámicos y debemos estimularlos.
2.- La risa: ¡nada mejor que reír! Además de que ésta es contagiosa y genera beneficios físicos (mayor oxigenación, refuerza el sistema inmunológico) y emocionales.
3.- Jugar: ¡Qué importante y beneficioso es jugar con nuestros hijos! Para que se sientan llenos de energía positiva el rol nuestro es fundamental. Jugando con ellos se potencia el vincula y la comunicación, fomentamos la expresión de emociones, se desarrollan mayor cantidad de habilidades cognitivas y motoras, se proyectan emociones, se aprenden reglas y a experimentar y tolerar la frustración. Finalmente aprenden a esperar su turno y a ganar y perder.
4.- Los padres: nada de lo anterior sería posible sin unos padres que fomenten la energía positiva en sus pequeños. Es fundamental motivarlos, enseñarles guiarlos, contenerlos en sus emociones, entregándoles valores, enseñándoles a vivir en armonía, fortaleciendo su seguridad y autoestima. Transmitiéndoles siempre el valor de la felicidad.