Para nuestros hijos, gatear es un logro más en la vida. Pero debe ir acorde con el desarrollo de cada niño, ya que hacerlo necesita una masa muscular adecuada para que pueda mantenerse sobre sus extremidades.
Para lograrlo, podemos incentivar esta actividad, dejándolos en el suelo para que exploren y vayan descubriendo que son capaces de hacer por sí solos. Al principio dará vueltas en su lugar para ir conociendo su entorno, hasta que descubra las piernas y que puede movilizarse solo, poniéndose en la posición hasta que llega el momento en que se lanza.
No los apresuremos. Siempre recordemos que cada niño tiene sus tiempos. Generalmente esta etapa comienza entre los 8-9 meses y puede durar aproximadamente 3 meses y lo hacen hasta que empiezan a caminar.
Debemos tener claro también, que no todos los niños van a pasar por esta etapa, pero se van adecuando a caminar directamente, pero descubriendo el suelo de a poco.
Lo importante es que cada niño tenga la posibilidad de ejercitar esta etapa, dejarlos en el suelo es fundamental para que busquen sus propios movimientos. Deben tomar confianza en el piso. La exploración es demasiado importante, para que vayan descubriendo sus posibilidades y de todo lo que son capaces de hacer.
El gatear les permite a nuestros hijos fortalecer sus piernas. Es fundamental que los ayudemos a que sea una gran experiencia. Pongámosle ropa cómoda, que les permita movilidad y ponerlos en una superficie que no les entregue ningún peligro.
Debemos prevenir accidentes. Porque al momento de gatear, los niños acceden a cosas que antes estaban muy lejos de su alcance. Tapar enchufes, poner topes a las puntas de las mesas, alejar de las orillas los objetos que pudiesen caerse, cerrar la puerta de la cocina, son medidas de prevención para evitar cualquier situación peligrosa.
Dejemos que nuestros hijos vayan descubriendo el mundo y sus posibilidades por sí solos. Verán lo sorprendentes que son.