El chupete es de gran ayuda a la hora de criar a nuestra guagua, nos ayuda a tranquilizarla y a mantenerla en calma, a controlarla cuando está llorando y a facilitar su sueño. Muchas veces abusamos del chupete y nuestros hijos pasan gran parte del día con él en su boca, esto no es lo ideal ya que desde pequeños nuestros hijos deben aprender a controlar sus emociones solos y buscar métodos para tranquilizarse.
El hecho de que abusemos del chupete solo los llevará a que sean más dependientes de él y que sea más difícil que lo deje. Es por ello que somos nosotras las encargadas de reducir el uso y de entregárselo solo cuando es necesario.
Los pediatras no se ponen de acuerdo en cuanto a la edad en la que el niño debe dejar el chupete. Muchos coinciden que puede empezar a restringirse a partir de los 8 meses, y suprimirlo a partir del año. Pero también hay algunos que dicen que la edad puede oscilar entre los 13 meses y los 3 años. Para determinarlo debemos fijarnos en cómo reacciona el niño ante la retirada del chupete; si no reacciona con excesiva ansiedad, se puede comenzar a quitar. Conviene preparar al niño, con mensajes del tipo “ya eres un niño grande y no lo necesitas”, al mismo tiempo que restringes el uso del chupete paulatinamente, hasta que lo utilice sólo para dormir.
Hay niños a los que les cuesta más, normalmente los menos autónomos, más dependientes, con algún tipo de retraso madurativo o con niveles elevados de ansiedad serán más reacios y les resultará más difícil dejar el chupete que a otros niños.
Lo importante es que sea un proceso lleno de cariño y que avancemos en la medida que el niño nos va dando espacios: comienza a restringirlo de a poco, cuando está jugando o entretenido, poco a poco entrégaselo solo cuando necesita calmarse y no lo ha logrado con otros métodos. El último proceso antes de quitárselo de forma definitiva es entregárselo solo para dormir. Verás que poco a poco tu hijo dejará de pedir el chupete.