Cuando tomamos la decisión de tener un hijo, un montón de emociones se nos vienen encima, como la ansiedad y el nerviosismo. Estos dos últimos, rápidamente pueden convertirse en factores que producen el estrés, lo que comienza a dificultar quedar embarazada.
Muchas veces no nos damos cuenta que caemos en ese estado. Algunos factores que pueden desencadenar un cuadro de estrés en ambos, pueden ser:
– No quedar embarazada en los tiempos que nos proponemos.
– Planificar constantemente la llegada del hijo.
– Los cambios futuros que tendrá la pareja.
– El aspecto económico.
– El trabajo.
– Los aspectos cotidianos.
El estrés que producen los factores mencionados, pueden llevar a desordenes hormonales en ellos y en nosotras. En nuestro caso, puede que hagan que el ciclo menstrual sea irregular, o incluso a veces no tenerlo, lo que dificulta poder tener un registro de los días fértiles y de la ovulación. En el caso de ellos, el estrés puede disminuir la producción de espermios o bajarle la calidad a los existentes, haciendo más difícil la fecundación.
Lo recomendable es tomar la decisión de tener un hijo con calma. Tener claro que puede tardar un tiempo en ocurrir y lo más importante, no convertir el sexo en una rutina para quedar embarazada. Eso hará que se pierda el romanticismo y la pasión.
Si sientes que se están demorando mucho y que no logras quedar embarazada, antes de pasarte cualquier película, debes acudir a tu ginecólogo. Él es el único que puede darte las respuestas que esperas.