Para nosotros, los adultos, actividad física es sinónimo de deporte, de gimnasio, de kilómetros de trote, de entrenamiento periódico e intenso. Pero no es así. Tal como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS) entendemos por actividad física “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía”.
Así que como pueden ver, para fomentar la actividad física en nuestros hijos no es necesario que los inscribamos en alguna academia de algún deporte específico, basta con que los invitemos y estimulemos para que jueguen al aire libre.
Para ellos es fundamental:
– Limitar el tiempo de nuestros niños frente a una pantalla.
– Enseñar con el ejemplo. Como hemos dicho muchas veces, nuestros niños aprenden por imitación y nosotros, sus padres, somos sus primeros modelos. Es por ello que es fundamental que ellos nos vean practicar deporte o que tenemos una vida activa. Si ven que nosostros disfrutamos con actividades al aire libre y deporte, ellos estarán predispuestos a una recepción positiva del ejercicio físico.
– Debemos asumir que la necesidad de movimiento de los niños es lo natural. Un niño sano necesita movimiento y actividad constante, no debemos reprimirlo, si no que enseñarle a controlar su energía.
– Nunca obligues al niño a realizar actividad física de ningún tipo. Los niños parecen incansables pero no lo son. Estimula la realización de actividad física pero respeta sus tiempos de pausa.
– Siempre prefiere actividades lúdicas, que despierten la curiosidad. Proponle problemas motrices que debe resolver como trepar, saltar en un pie, pasar las barras (todo de acuerdo a su edad y desarrollo)
– Fomenta el juego grupal con otros niños y con la familia. Jugar con otros niños fuera del entorno habitual sirve para desarrollar la aceptación del otro y la confianza mutua.
– Es importante que recalques la importancia de participar, no de ganar.
En términos simples la vida activa se enseña en el día a día, demostrándole a los niños que preferimos salir a caminar que quedarnos acostados viendo televisión, invitándolos a realizar actividades al aire libre y mostrando con ejemplos que preferimos el movimiento a la pasividad: utilizar escaleras en vez que asensores, dejar el auto lejos de la puerta en malls o supermercados, ir caminando al local de la esquina, salir a pasear al perro y muchas cosas más de la vida diaria.
Nunca olvides la importancia de estimular estas actividades, a fin de cuenta deporte es vida y con pequeños detalles les regalaremos a nuestros hijos una vida más sana y alejada de enfermedades.