Los niños por naturaleza se mueven, el movimiento es parte importante de su desarrollo. Deben conocer el mundo y la forma de hacerlo es viviéndolo es por ello que constantemente corren, saltan, suben y bajan. Nosotros como madres debemos apoyar este movimiento y no frenar sus instintos.
Fruto de este constante movimiento, suelen tener unas largas listas de caídas y golpes. Es algo normal, considerando su afán por experimentar, reconocer, utilizar sus habilidades y expresar su alegría de vivir. Si como consecuencia de estos golpes o caídas le sale un chichón (cototo), mantén la calma, en la mayoría de los casos no son graves y sólo necesitan que apliquemos frío para bajar la hinchazón. Si al poco tiempo el niño vuelve a su actividad normal, no ha sido más que un susto, pero debes llevarlo a urgencias de inmediato si ves alguno de estos síntomas:
– El chichón no deja de crecer, a pesar de la aplicación del frío.
– Tiene hinchazón por detrás o por delante de las orejas.
– Le duele mucho la cabeza y no duerme.
– El golpe lo dejó totalmente inconsciente.
– Le duele el cuello.
– Está confundido y medio adormilado, te cuesta mantenerlo despierto o, por el contrario, tiene un comportamiento extraño, muy alocado.
– Tiene dificultad para hablar, ve borroso o camina haciendo de forma inestable.
– Tiene las pupilas dilatadas o fijas (no se le cierran ni muestran ninguna reacción ante los cambios de luz).
– Vomita más de tres veces en un período de 24 horas después del golpe.
Recuerda siempre mantener la calma al observarlo y cuidarlo. De lo contrario, podrías transmitirle tu ansiedad y asustarlo aun más de lo que ya está. Conociendo y teniendo en cuenta estas posibles manifestaciones de mayores daños, podrás actuar con más seguridad y tranquilidad cuando tu niño sufra algún accidente.
Fuente foto: mipediatraonline.com