Sabemos que durante el embarazo el cordón umbilical es lo que permite que nuestro pequeño reciba los nutrientes adecuados para su desarrollo. Además, es el medio para que eliminen desechos y sustancias tóxicas.
Cuando nacen, ese cordón que nos une es cortado y se deja sólo una pequeña parte que se seca y entre el tercer y décimo día finalmente se cae solito. Mientras este proceso se da solo es necesario que tomes algunas precauciones en torno a la higiene para evitar que existan complicaciones. ¡Tranquila, a él no le duele!
– Límpialo todos los días. Elimina el exceso de agua con gasa esterilizada, recuerda siempre que la higiene adecuada impide la acumulación de bacterias.
– Mantenlo seco ya que la humedad podría retrasar la cicatrización. Al colocar el pañal, procura doblarlo para evitar un posible contacto con el pipi.
– Evita vendas o fajas que eviten el contacto de éste con el aire.
– Permite que se caiga naturalmente. Aunque esté colgando no sientas la tentación de tirarlo. Una vez que se desprende puede sangrar ligeramente ¡No te asustes! Sólo ten ojo si la hemorragia no se detiene.
– Consulta a tu pediatra si al cabo de cuatro semanas aún no se desprende o si se forma un tejido medio rosado llamado granuloma, que drena un líquido medio amarillento.
Con el paso de los días, verás que el color va cambiando a un tono más marrón o negro, esto quiere decir que la cicatrización va de manera correcta. Pero, si tu bebé presente alguno de estos síntomas quiere decir que podría haber alguna infección y debes llevarlo al pediatra inmediatamente:
– Secreción
– Mal olor
– Enrojecimiento
– Sensibilidad al contacto
– Sangrado en abundancia