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¿Cómo actuar cuando nuestros niños mienten?

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Ya les conté las razones por las que comúnmente mientes los niños pequeños. Pero también es importante que nosotros como papás, reaccionemos de manera correcta y sin descontrolarnos frente a las mentiras. Actuar tranquilos y con calma hará que podamos distinguir, tratar y conversar las razones que tienen los niños para mentir.

Es súper difícil la etapa de las “mentiras” porque si no se tratan bien, pueden dar paso a mentiras aún más grandes. Cuesta mucho actuar de la manera correcta y siempre es necesario contar con herramientas que te ayuden.

Es por eso que hoy les comparto esta serie de tips que pueden ayudarte a actuar, y reaccionar, frente a las mentiras de los niños.

– Dar el ejemplo: Es difícil pedirle que no mienta si nosotros lo hacemos de forma habitual. Frases tan comunes como decir “Si me llaman por teléfono, di que no estoy”, pueden confundir al niño si luego lo retamos por decir algo parecido.

 – Crear un clima de confianza que le sirva para tener la seguridad de que puede contarnos todo con tranquilidad y sin miedo.

– Explicarle claramente la diferencia entre la verdad y la mentira. Esto es especialmente importante en edades tempranas donde debemos ajustar la explicación a su edad.

– Felicitarle cuando nos diga la verdad, especialmente si la misma conlleva riesgo de ser castigado. Por supuesto, si ha actuado mal y nos lo confiesa sin mentir no significa que no le debamos castigar, sino que separaremos claramente lo que es un comportamiento inadecuado de lo que él significa para nosotros: lo queremos por sí mismo, no por sus actos.

– No reaccionar de forma desproporcionada cuando mienta, siempre va a ser mejor comentar lo ocurrido en privado que hacerlo en público.

– Explicar claramente lo que esperamos en cuanto a normas y beneficios. Ello le permitirá entender bien la relación entre conducta y consecuencias.

– Fomentar oportunidades para que actúe de forma sincera. Nosotros confiamos en ellos pero deben ser honestos con nosotros.

– Guardar proporcionalidad entre la conducta y sus consecuencias. Tan inadecuado es castigar excesivamente una conducta errónea como premiar excesivamente una positiva.

– La mentira no siempre hay que castigarla, a veces es más positivo saber sus razones para mentir. Así podremos actuar para que comprenda lo valioso de la sinceridad. Aumentará nuestra confianza y al mismo tiempo su libertad y autonomía.

– Liberarse de actitudes neuróticas. Muchas veces reaccionamos con ansiedad ante la simple posibilidad de la mentira: “¿Habrá dicho o no la verdad?” Y cuando la mentira es descubierta, entonces se acosa al niño, se multiplican las preguntas y los interrogatorios, haciendo gala de una gran desconfianza: ya no le creemos, aunque diga la verdad.

Foto portada: www.huffingtonpost.com

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