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Carlos González: “Los niños no necesitan padres perfectos, solo padres que los amen y que tengan sus propios límites”

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En el marco de la semana mundial de la lactancia materna y de la celebración del día del niño el pediatra español Carlos González que visitará Chile en los meses de agosto y septiembre del presente año, brindó una entrevista al portal de maternidad y crianza www.mamadre.cl y Globo Azul producciones. Las entradas para las charlas de Santiago, Valparaíso y Concepción están a la venta en www.globoazul.cl.

1- Límites, disciplina y obediencia parecieran ser para muchos las principales reglas para criar, el niño debe saber quién manda, de lo contrario te tomará el pelo. ¿Por qué cree usted que tantas familias ponen la disciplina y autoridad por sobre escuchar y comunicarse con los niños?

Es difícil de saber. Algunos tal vez hayan sido ellos mismos criados a base de gritos, amenazas y castigos; simplemente no conocen otra forma de hacer las cosas. Otros, y quizás este problema vaya siendo cada vez más frecuente, han tenido poco contacto con sus padres durante la infancia. Yo no fui a la escuela hasta los cinco años, no me quedé a comer en la escuela hasta la universidad. Ahora van llegando a la paternidad muchos que empezaron a ir a la escuela y a comer fuera de casa antes de los seis meses. No tienen una experiencia tan grande de convivencia con sus padres como las generaciones anteriores, y al cuidar a sus hijos no lo hacen basándose en sus propios recuerdos, “mis padres lo hacían así”, sino que buscan el consejo de expertos, leen libros… y por desgracia hay muchos libros que parecen obsesionados con la autoridad y la dominación.

2- ¿Cómo daña a los niños y niñas la crianza demasiado autoritaria, en cuanto a su desarrollo personal, su autoestima y sus relaciones?

El niño al que tratan a gritos y a golpes, o con amenazas y castigos, sufre. Porque a nadie le gusta que le traten así. Y, falto de otros modelos de relación humana, crece pensando que esa es la forma normal de relacionarse: que es normal gritar o amenazar a amigos, empleados, cónyuges, hijos; que es normal que la policía o las autoridades nos griten y nos amenacen…

3- La sociedad parece temerle a la lactancia materna después del año, dicen que es porque la madre tiene miedo a soltar, que los niños se volverán dependientes, y que ya no les sirve para nada, ¿cuál es su respuesta ante estas premisas?

Hace unas décadas, al menos en España, se daba muy poco pecho. Casi ningún niño tomaba el pecho más de tres meses. Casi todos iban a la guardería antes de los seis meses. Casi ninguno dormía en la cama con sus padres, porque estaba “prohibido” por los “expertos”. Y ahora algunos de esos jóvenes, con treinta años, resulta que no se van de casa de sus padres. No, no es la lactancia lo que les hace “dependientes”.

Y al revés, los marineros que  fueron a América con Colón, todos habían mamado tres años o más, todos habían dormido con sus padres (las familias pobres tenían muchos hijos y muy pocas habitaciones), todos habían ido en brazos todo el rato (no se había inventado el cochecito de bebé). Y a los 12 o 13 años se enrolaban de grumetes en un barco, y poco después les dijo Colón “vamos a lo desconocido”, y fueron.

4-¿Qué ocurre con los padres que han criado de manera autoritaria o no han fomentado el apego y quieren enmendarse, ¿cómo pueden reparar el vínculo, de qué forma pueden reencausar la relación, por ejemplo, con hijos adolescentes?

No es fácil. Hay que esforzarse para hacer algo que no es lo que has visto y vivido desde niño. Pero ser conscientes de que hacemos algo mal y necesitamos cambiar es el primer paso. No somos perfectos y nos equivocaremos muchas veces. Pero podemos rectificar, podemos pedir perdón, podemos hacerlo bien muchas otras veces, tal vez la mayor parte de las veces. Nadie es perfecto, y los niños no necesitan padres perfectos.

El saber que no somos perfectos, y el ver cómo nuestros hijos nos siguen queriendo aunque no lo seamos, debería ayudarnos a aceptar que nuestros hijos tampoco son perfectos, y a seguirles queriendo.

 

 

 

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