“…Y lo que le encargo es que se acuerde de vuestra merced de mí (…) porque es mi afición tanta a vuestra merced que me abraso en amores y así, querida mía, digo, así en ausencia como en presencia siempre me abraso (… ) Por haber escrito deprisa, no se explica más mi afectuoso amor para con vuestra merced”. (29 de octubre de 1700)
Una bella historia de amor, de 300 años de data, se descifró hace unos días en España. Hace 25 años atrás, en las ruinas de una casa en Toledo se encontró entre las vigas del techo, a unos 30 centímetros de profundidad una carta enrollada y con una especie de tallo, de donde se podía tirar y sacar para volver a releerla.
Según las investigaciones realizadas por el historiador español Manuel Palencia, es probable que la mujer, María de Sierra, haya sido religiosa, ya que los predios en donde se encontró el escrito, durante el siglo XVII eran predios de un monasterio. Pista también de esta teoría es el tallo que tenía la carta, lo que hace pensar, que la mujer tenía un amor escondido, por lo que tuvo que esconder el escrito de su amado.
Quien escribió la carta , Alfonso Vargas y Montes “tu amante del corazón”, realizó una declaración de amor a toda regla, agradeciendo un favor recibido con mucha pasión “Ya que he merecido, de manos de vuestra merced, tan gran favor, es necesario que me sepa de aprovechar de él, lo primero que respondo es que yo nací para servir a vuestra merced, pero no para mandar”.
¡Bonita historia! Si quieres puedes revisar la carta completa