La autorregulación emocional es la capacidad de reaccionar de manera flexible y adecuada ante las propias emociones, y a su vez poder manejarlas. Para esto se requiere ser consciente de las emociones que se experimentan, descartarlas cuando ya no se necesitan, y verbalizarlas de manera que otros logren comprenderlas. Esta habilidad es un pilar esencial de lo que llamamos inteligencia emocional.
Ésta depende tanto de la herencia neurológica de la persona como de las vivencias, y poseerla será crucial a la hora de experimentar emociones positivas (alegría, entusiasmo, excitación, predilección y afecto) o negativas (rabia, tristeza, frustración, miedo) que nos puedan exaltar o derribar. A la expresión de nuestra autorregulación emocional se le llama temperamento, y comienza a forjarse desde una edad muy temprana. El apoyo de los padres y otros adultos significativos como espejo y como guía a la hora de enfrentar las propias emociones es vital para los niños.
¿Cómo podemos ayudarlos en este proceso de autorregulación?
Ser ejemplo
Los padres y los adultos significativos en la vida de los niños, como abuelos, tíos o profesores, son el mejor modelo de autorregulación. Antes de cualquier técnica, tú debes ser el ejemplo y actuar siempre modelando el autocontrol emocional ante él. Esto puede ejercitarse, lo importante es ser conscientes de que es importante que ellospuedan puedan aprender de nosotros que las emociones intensas son absolutamente normales, y que seamos sus espejos en cómo procesarlas y regularlas de manera saludable.
Contacto visual
La psicóloga infantil Tina Payne Bryson, Ph.D. (http://tinabryson.com/) recomienda a los padres ponerse a la altura de sus hijos para hablar con ellos en situaciones difíciles. El contacto visual ayudará a los niños a calmar su sistema nervioso central ante emociones positivas y negativas desbordantes.
Abrazarlos fuerte
El amor y el contacto afectuoso nos hacen secretar hormonas que nos ayudan a regularnos. A veces los niños que pasan por momentos emocionalmente intensos (excitación, miedo, rabia), no quieren recibir abrazos ni contacto físico, sin embargo se sugiere ofrecerles consuelo de manera respetuosa. Si acceden, poco a poco se irán calmando y retornarán a un estado de bienestar.
Tiempo positivo a solas
Ésta es una herramienta de una corriente llamada “Disciplina Positiva”. La idea es identificar o adecuar un lugar dentro del hogar donde el niño pueda acudir para calmarse cuando se sienta alterado y esté perdiendo el control. Para hacer buen uso de este lugar, es necesario que se enseñe a los niños a identificar estos estados y se les ofrezca ir en ese momento a su lugar de calma. Se puede implementar con cosas que hagan a su hijo sentirse en paz, como por ejemplo libros, papel y lápices de colores, peluches, cojines, su manta preferida, fotos, música, etc.
Hacer burbujas de jabón
Es una medida muy simple y que sin embargo puede ayudar mucho a nuestros niños. Al ayudarlos a coordinar y poner atención en su propia respiración, ellos calman su sistema nervioso, a la vez que se divierten y olvidan el sentimiento negativo al jugar con las burbujas.
Tocar agua o arena
Ésta es una técnica holística que logra calmar a los niños a través de los sentidos. Si tu hijo es más bien físico, los elementos de la naturaleza lo ayudarán a autorregularse. Tener una cajita con arena en la casa y permitirle entrar descalzo a ella, o dejarlo sumergir sus manos en agua cuando se sienta emocionalmente inestable, lo ayudará también a entender que hay cosas simples que él mismo puede hacer cuando se encuentre en un estado como ese.
Escuchar música
La música nunca falla, es un aliado seguro. Ya sea que a tu hijo o hija le guste bailar, cantar canciones de rock con su papá o simplemente calmarse al son de una música serena y tranquila, siempre encontrarás algo para él o ella. Un dato: el barroco (Bach, Händel, Pachelbel, Vivaldi y otros) suena a la misma frecuencia que un corazón humano en estado de relajación. Escucharlo ayudará tanto a los padres como a los hijos a sentirse más armónicos.