El síndrome de Asperger es un tipo de autismo. El autismo afecta la manera en la que una persona interpreta el idioma, se comunica y socializa. Hasta el año 2013, este síndrome solía considerarse una afección en sí misma, con su propio diagnóstico. En la actualidad, a los niños que presentan señales del síndrome de Asperger se les diagnostica autismo y se los considera como parte del “espectro autista”.
El espectro autista
El término “espectro autista” hace referencia a una amplia variedad de trastornos del desarrollo. Estos trastornos pueden aparecer en diferentes combinaciones y con distintos niveles de gravedad: si bien dos niños con el mismo diagnóstico compartirán ciertos patrones de conducta, pueden tener una gran variedad de habilidades y aptitudes. Como consecuencia, se suelen utilizar expresiones de tipo general, como “bajo funcionamiento”, “alto funcionamiento”, “tendencias autistas” o “trastorno generalizado del desarrollo”, para describir a los niños cuyos comportamientos se encuentran dentro del espectro autista.
En general, se considera que los niños que tienen síndrome de Asperger se encuentran en el extremo de “alto funcionamiento” del espectro autista. Los niños son tres a cuatro veces más proclives que las niñas a tener síndrome de Asperger. La incidencia parece estar incrementándose, pero esto podría deberse a que ahora los casos más leves se detectan con mayor frecuencia.
Acerca del síndrome de Asperger
El trastorno debe su nombre a Hans Asperger, un pediatra vienés que, en 1944, describió por primera vez un conjunto de patrones de comportamiento presentes en algunos de sus pacientes, mayoritariamente de sexo masculino. Asperger observó que si bien estos niños tenían una inteligencia y un desarrollo del lenguaje normales, presentaban serios problemas en las aptitudes sociales, no podían comunicarse bien con otras personas y tenían problemas de coordinación.
Es posible que el síndrome de Asperger aparezca más tarde que el autismo típico o, al menos, se lo detecta más tarde. A muchos niños se los diagnostica después de los 3 años y la mayoría de ellos recibe el diagnóstico entre los 5 y los 9 años de edad.
El síndrome de Asperger se caracteriza por la dificultad para la interacción social, las obsesiones, los patrones del habla extraños, pocas expresiones faciales y otras peculiaridades. Con frecuencia, los niños que padecen el síndrome de Asperger tienen dificultad para comprender el lenguaje corporal de otras personas. Tal vez se embarquen en rutinas obsesivas y muestren una sensibilidad inusual a los estímulos sensoriales (por ejemplo, es posible que les moleste una luz que ninguna otra persona nota. tal vez se cubran los oídos para evitar sonidos del ambiente; o quizás prefieran usar ropa hecha exclusivamente de un tejido determinado).
En general, los niños y los adolescentes con síndrome de Asperger pueden desempeñarse normalmente en la vida diaria, pero tienen una tendencia a la inmadurez social, se relacionan mejor con los adultos que con sus pares y tal vez los demás los consideren raros o excéntricos.
Otras características del síndrome de Asperger pueden incluir retrasos en la motricidad, torpeza, intereses limitados y preocupaciones peculiares. Los adultos con síndrome de Asperger tienen dificultad para demostrar empatía hacia los demás y continúan teniendo dificultades en las interacciones sociales.
Los expertos afirman que el síndrome de Asperger sigue un curso continuo y suele durar toda la vida. Sin embargo, los síntomas pueden aumentar o disminuir con el transcurso del tiempo y los servicios de intervención precoz pueden ser de gran ayuda.
Signos y síntomas
Como los signos del síndrome de Asperger pueden asemejarse a los de otros problemas del comportamiento, lo más conveniente es que un médico u otro profesional de la salud evalúe los síntomas de su hijo. A muchos niños se les diagnostica trastorno de déficit de atención con hiperactividad antes de recibir el diagnóstico de síndrome de Asperger.
Los niños con síndrome de Asperger podrían tener los siguientes signos y síntomas:
- interacciones sociales mínimas o inadecuadas
- conversaciones que casi siempre tratan sobre sí mismos en lugar de los demás
- lenguaje “cifrado”, “robótico” o repetitivo
- falta de “sentido común”
- problemas para leer, escribir y para la matemática
- obsesiones con temas complejos, como ciertos patrones visuales o musicales
- capacidades cognitivas no verbales normales o por debajo de la media, aunque sus capacidades cognitivas verbales suelen ser normales o superiores a la media
- movimientos extraños
- comportamientos y gestos extraños
Es importante destacar que, a diferencia de los niños con autismo, quienes padecen síndrome de Asperger tal vez no presenten ningún retraso en el desarrollo del lenguaje; suelen tener buenas aptitudes gramaticales y un vocabulario avanzado a edades tempranas. Sin embargo, muchos de ellos presentan un trastorno del lenguaje (por ejemplo, un niño podría ser sumamente literal y tener problemas para usar el lenguaje en contextos sociales).
Con frecuencia, no existen retrasos evidentes en el desarrollo cognitivo. Los niños con síndrome de Asperger tal vez tengan problemas para prestar atención y organizarse, o tengan aptitudes bien desarrolladas en algunas áreas y deficientes en otras, pero suelen tener una inteligencia media o superior a la media.
Sacado de http://kidshealth.org/