Hoy mi abuelo materno cumple 91 años… ¡Qué increíble y maravilloso llegar a esta edad! Un matrimonio que duró más de 50 años, 4 hijos, 15 nietos y 19 bisnietos ¡Qué gran forma de llenar este mundo de amor!
Hoy emprendí camino a esa casa mágica en las laderas del Cerro Pochoco. Solo pasar el puente del río comienza a llenarme de nostalgia y maravillosos recuerdos. Abrir el portón negro y entrar es abrir la puerta del cajón de los recuerdos, comenzar a bajar por ese sendero es ver aparecer imágenes, tan reales que creí poder tocarlas… tantos niños corriendo, tantas bromas y buenos momentos, tantos piqueros y “marco polo”, tantos asados y “babarruas”, tantas Navidades, cumpleaños, años nuevos y aperitivos… Toda una infancia detrás de ese mágico portón… más de 40 personas que encontramos miles de momentos escondidos en cada recoveco de esa parcela.
Y llego a saludar a mi abuelo. Su imagen es … infinita. Está presente en mi vida desde siempre. Su pelo blanco, sus anteojos hoy de lo más hipster, en su momento un clásico, luego pasados de moda… su bigote y su sonrisa. Es extraño, pero cuando uno recuerda a las personas que quiere suele ver imágenes sin tiempo… me explico: No puedo asegurar que realmente hoy estaba el bigote, no lo recuerdo, solo sé que ahí tiene que estar porque así lo ha sido siempre. Sé que ya tiene sus cuantos años y debe estar lleno de arrugas, pero lo veo y solo reconozco a mi tata, no importa si tiene arrugas o está vestido de traje o con su chomba roja que no se saco durante años.
Y ahí está ese hombre que fue tan importante por tantos motivos en la vida de cada uno de nosotros… ahí está dentro del cajón de los recuerdos. Uno es tan ingrato y la vida es tan acelerada que olvida muchas veces a los abuelos y a tantos otros familiares que han sido importantes en nuestras vidas… pasa el tiempo y las visitas se hacen cada vez más lejanas y cortas… las palabras comienzan a faltar, pero el cariño sigue ahí, intacto. A veces dejamos pasar tanto el tiempo que olvidamos completamente visitarlos… y un día suena el teléfono y nos avisan de esa horrible noticia que sabíamos que llegaría, pero nunca esperamos que fuese ahí… Sin darnos cuenta y por culpa de las miles de cosas que tenemos que hacer, sencillamente los perdimos y nunca dijimos lo que teníamos en nuestro corazón.
La invitación de hoy es a hacernos un minutos… unas horas en realidad… y emprender camino hacia nuestro cajón de los recuerdos y abrazar fuertemente a nuestros abuelos… Quienes los tenemos a nuestro lado, poseemos un tesoro que muchas veces olvidamos, tantas experiencias, palabras y conocimientos, tanto cariño, entrega y amor que devemos aprovechar… ¡Lo valoran tanto! Para nosotros es una actividad más dentro de las miles que hacemos en el día, para ellos es LA visita que reciben en la semana, o quizás en cuanto tiempo más. Y no es solo hacerlo por ellos, es hacerlo por nosotros mismos para que llegado el momento sepamos que les devolvimos todo el amor que ellos nos entregaron desde antes que existiéramos.
¡Feliz cumpleaños Tata!