Muchas de nosotras estamos preocupadas por la salu de nuestros hijos durante este invierno. Es cosa de sintonizar cualquier noticiario matinal para que cada día nos bombardeen de información sobre la meningitis, la influenza o el virus sincicial. Lo cierto es que este invierno se pronostica que todos estos virus estén circulando en el ambiente y debemos tomar ciertas medidas de prevención principalmente en contra del meningococo W-135, causante de la meningitis meningocócica.
Durante este año los casos de meningitis meningocócica han aumentado, ya van 15 casos en lo que va corrido del 2013, aun no se puede hablar de brote, pero es importante que estemos muy atentas a esta infección. La meningitis es una enfermedad generalmente grave que puede llegar a tener variadas complicaciones. Se trata de la inflamación de las membranas que circundan el cerebro y la médula espinal, como consecuencia de una infección bacteriana o viral (como es el caso de la W-135) que invade el líquido cefalorraquídeo. Esta enfermedad siempre requiere un tratamiento rápido, por la velocidad de su evolución y la posibilidad de secuelas o de muerte.
La idea no es asustarlas, pero es importante que tengamos claro que esta enfermedad no es un resfrío común ni un tipo de infección en el que podamos dejar pasar días u horas antes de consultar a un especialista. La evolución de la meningitis es muy rápida y mientras antes se diagnostique, menores serán sus secuelas.
La infección por W 135 se transmite por contacto directo de persona a persona. Puede ser transmitida por personas enfermas o portadores sanos sin síntomas. Para que se produzca el contagio, el contacto debe ser directo y próximo, a menos de 1 metro, y por medio de las gotas de saliva de nariz y boca. El contagio de esta enfermedad no es tan rápido como el del resfrío, necesita que la persona sana cohabite con el enfermo o portador varias horas para que sea contagiado.
El período de incubación, o tiempo en que se puede desarrollar la enfermedad, después del contagio es de dos a diez días, con un promedio de 2-3, luego del cual es poco probable que se desarrolle la enfermedad.
Lo más importante es que estemos atentas a los principales síntomas, si crees que tu hijo puede estar infectado, consulta de forma inmediata con un médico o profesional de la salud. Los síntomas son:
Fiebre alta sobre 38º sostenida, Irritabilidad, nauseas, vómitos e inapetencia. A las cuatro horas siguientes de estos primeros síntomas puede que aparezca somnolencia y manchas en la piel. Posteriormente, frío en las manos, dolores generales y pérdida de conciencia.
La diferencia de esta enfermedad con cualquier otra, a las que estamos acostumbradas, es que el niño se ve grave, no tiene ganas de hacer nada, tiene muy poco ánimo, está lánguido. Si conocemos a nuestros hijos y sabemos cómo reaccionan a la fiebre, nos daremos cuenta a simple vista de que realmente no está bien.
Desde el 2012 el Ministerio de Salud está vacunando a todos los niños mayores de 9 meses y menores de 5 años contra la infección por W135. Revisa esta lista en la que se detalla los centros privados de vacunación en convenio
Fuente: Ministerio de Salud