Cuando tu hijo está gritando sientes que vas a perder la cabeza y quieres callarlo a gritos. ¿Cómo puedes hacer que tu hijo deje de llorar y calmarte al mismo tiempo?
Hoy en día existe una nueca tendencia a ser padres llamada Paternidad Positiva que te enseña a tratar con las situaciones más difíciles y frustrantes en la vida de un padre sin perder la paciencia, ni tener que gritarle o pegarle a tu hijo. Esta tendencia habla de disciplinar a nuestros hijos con paciencia y amabilidad mientras mantienes tu autoridad. Este nuevo concepto de paternidad positiva te permite crear una relación fuerte con tus hijos, mostrándoles que son valiosos y que los respetas. A cambio, tu hijo va a respetarte y confiar en ti porque saben que no los vas a dejar solos sin importar la situación.
¿Qué tenemos que hacer? Aquí están los primeros pasos:
Deja de lado los gritos: la mayoría de los padres se sienten frustrados con el llanto de sus hijos y empiezan a alzar la voz o incluso golpearlos. Esto podría funcionarte con adultos pero no con niños. Subiendo el tono de voz solo consigues que tu hijo se ponga más ansioso. Sin importar la edad de tu hijo, cuando esté gritando tu unica “arma” es bajar la voz y hablarle de forma suave. Esto ayudará a que tanto tu como tu hijo se calmen. Cuando los niños ya saben hablar este tono de voz los impulsa a hablar y compartir lo que les está ocurriendo, lo que resuelve el problema.
Habla con tu hijo: Cuando un niño llora es porque necesita algo. Llorar es la primera forma que aprendemos para comunicarnos así que los niños chicos siempre van a llorar cuando quieran algo en vez de hablar. Para calmarlo, habla con tu hijo y ten paciencia. Esto le demostrará a tu hijo que lo quieres incluso cuando la situación no es agradable para ti. Esto construirá un fuerte sentido de respeto entre tu hijo y tu.
Practica la paciencia: Este es un método extraño pero te ayudará a ti y a tu hijo así que pruébalo. Cada vez que te sientas frustrada y creas que ya no puedes soportar más del llanto de tu hijo, cuenta hasta 10, respira profundo y visualizate en un lugar relajante. Esta pequeña pausa te calmara y te dará el poder para seguir adelante. Mientras más lo practiques más facil será calmar a tu hijo y entender cuales son sus necesidades.
Tomate un tiempo fuera: Hay momentos en que respirar y contar no son suficientes; ahí es cuando necesitas un verdadero descanso. No te culpes cuando sientas que necesitas un tiempo fuera porque a largo plazo esto beneficiará a tu hijo más que si tu sigues en lo que están. Si tienes un bebé deja a tu hijo con alguna máquina que haga ruido (el útero es un lugar ruidoso) y tómate 10 minutos de descanso. Puede que esto haga que tu hijo se calme. Si tu hijo es mayor, es más complicado dejarlos en un solo lugar pero has todo lo que puedas por lograrlo (incluso si es necesario cerrarles la puerta de la pieza). Déjalos por un par de minutis y cuando tu estés calmada de nuevo toma a tu hijo y habla con él. TE vas a dar cuenta que es mas fácil entenderlos cuando tienes paciencia.
Ser padres no es un trabajo fácil así que si sigues teniendo problemas busca grupos de apoyo o pregunta a otras mamás qué es lo que ellas hacen. Compartir experiencias nos ayuda a todos.
(lifehack.org)