- “Tengo que llamarle la atención a mi hijo pero no se cómo hacerlo para que el castigo sea acorde a lo que hizo y sobre todo, que cause un efecto positivo”. Nuestro niños cometen errores, dejan de seguir las reglas o normas, y eso es parte de su desarrollo y crecimiento. En esos momentos es importante que nosotros sepamos controlar la conducta con una actitud adecuada al llamado de atención, pero cariñosas. ¿Difícil, no?
Para ayudarte en esos momentos en que debes llamar la atención a tu hijo, te dejamos 10 consejos que debes tomar en cuenta:
– Habla con él en el momento adecuado. Justo cuando el pequeño realice la acción que queremos corregir, no podemos retarlo tiempo después ya que no asociarás lo que le dices a la conducta realizada.
– Mantén la calma y no grites. Los gritos son una forma de violencia, debemos cuidar el bienestar del niño o niña y al mismo tiempo servir de ejemplo. Es fundamental estar calmada, usar un tono suave pero firme y no mostrarnos alteradas.
– Cuida el bienestar emocional del niño: reconoce sus sentimientos, “Sé que lo hiciste porque estás enojado”, “Sé que esto no te gusta” son palabras que nos ayudarán a empatizar con él. De esta manera, el pequeño se siente comprendido y en confianza.
– Expresa tus sentimientos, no uses el chantaje emocional. Le puedes decir que te enojas cuando hace tal o cual cosa. Le estas expresando como te sientes. Pero no hagas que se sienta mal, que sienta miedo o que se sienta culpable. Para esto evita expresiones como: “me voy a poner muy triste si…..” “no te voy a querer si…..” “no te voy a volver a llevar a ningún sitio si….”
– No fomentes el miedo. Haz que reflexione y que comprenda lo que hizo y porque no debe hacerlo. Debe entender qué es mejor para él o ella. De esta forma modificara su conducta por propia iniciativa. Si por el contrario la evita por miedo a que lo retes no conseguimos nuestro objetivo. ¡Nuestros hijos no deben tenernos miedo!
– Descalifica la acción, no al niño. Nunca critiques al pequeño, no le digas eres malo, no aprendes, etc. Por el contrario critica la acción, por ejemplo: “gritar no está bien, porque es molesto para la gente, no debemos gritar” De esta forma comprenderá que está mal lo que hizo, no él.
– No lo compares con otros niños. Cada niño es único, al compararlo lo etiquetamos en un modo concreto de actuar, diferente al de otros. Esto hace que el pequeño se auto perciba de esta manera y no evolucione en su conducta. Olvida categorizaciones como “él es gritón”, “es tan porfiado”, “nunca hace caso”…
– Razona con el niño para que entienda y comprenda que lo que hizo está mal, nunca digas porque si, porque lo digo yo y punto. Haz que reflexione y que comprenda, dale razones y argumentos lo ayudarás a entender la conducta y a aprender a razonar.
– No abuses de los “llamados de atención”, no lo uses como una forma de expresar tus enojos con otras cosas o por un mal día, por ejemplo. Para que sea efectivo, tiene que ser por una causa específica. No podemos retar a los pequeños por todo o hacerlo cuando estemos de mal humor. Si lo hacemos así perderán fuerza cuando realmente necesitemos emplearlos.
– Se constante y coherente. Si retas a tu hijo por algo, hazlo siempre que ocurra eso. No puedes hacerlo cada vez que te acuerdes de lo que hizo. Si el llamado de atención está bien hecho no hay para que seguir repitiéndolo. A ellos, igual que ha nosotros, no nos gusta que continúen recordando nuestros errores.
Como puedes ver, lo importante es que los niños entiendan que si los retas es porque los amas quieres lo mejor para ellos.